La actividad económica en el Reino Unido registró en febrero una fuerte desaceleración y solamente creció un mero 0,1 %, según informó este lunes la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS, por sus siglas en inglés) británica.

El estancamiento en el Producto Bruto Interno (PBI) de Gran Bretaña se da luego de un crecimiento de 0,8 % durante enero, y se atribuye principalmente a los problemas en las cadenas de suministro y de acceso a componentes en la industria automotriz; y a las lluvias que paralizaron la actividad de la construcción, afectada también por la dificultad en encontrar materiales.

De esta forma, los servicios (que crecieron 0,2 %) compensaron las caídas registradas en la producción y en la construcción que retrocedieron 0,6 % y 0,1 %, respectivamente.

Según la ONS, “el crecimiento de los servicios fue impulsado por las industrias vinculadas con el turismo, y otros servicios de reservación y acomodación”, quienes se vieron beneficiadas por la eliminación del requisito de testeo para los turistas que posean dos dosis de vacunas contra el coronavirus.

Esta medida “motivó un fuerte crecimiento en las agencias turísticas y los hoteles”, según indicó en un comunicado Darren Morgan, director de estadísticas económicas de ONS.

En el caso de la industria, el sector del transporte cayó 5,4 % por la caída en la manufactura de autos, mientras que también retrocedía la producción de computadoras y productos electrónicos; en ambos casos por la escasez de semiconductores.

Por su parte, las exportaciones del país crecieron 7,8 %, luego de una caída de 20,5 % en enero.

Pese al dato de febrero, que fue menor al esperado por los economistas (quienes preveían un 0,3 %), el PBI británico aún supera en 1,5 % su nivel previo a la pandemia en febrero de 2020.

No obstante, la entidad estadística aclaró que los datos de febrero aún no reflejan los efectos del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que comenzó el 24 de ese mes.

“La economía del Reino Unido ya estaba perdiendo fuerza antes del impacto de la invasión rusa en Ucrania, y los datos de febrero posiblemente solo sean el comienzo de un periodo prolongado de débil crecimiento”, explicó a la agencia Bloomberg, Suren Thiu, jefe de economía en la Cámara de Comercio Británica.

Se espera que, con los datos de marzo, la economía británica acumule un crecimiento de 1 % durante el primer trimestre, aunque existen dudas sobre si se podrá llegar a esa marca dada la fuerte escalada de la inflación – y en especial, en los precios de la energía – tras el comienzo en el conflicto bélico, lo cual podría provocar un impacto en el crecimiento del país.

De acuerdo con previsiones de los economistas, se espera que la inflación alcance un pico de 8,1 % en el segundo trimestre, la mayor cifra en un periodo de tres meses de 1991.

Además de la inflación, las empresas británicas se enfrentan a otros efectos del conflicto, como las nuevas disrupciones en las cadenas de suministros, las cuales ya arrastraban presiones desde el rebote económico posterior a la crisis del coronavirus.