La primera cumbre mundial sobre refugiados en la sede de la ONU en Nueva York concluyó hoy con la aprobación de un ambicioso documento con promesas no vinculantes, que serán puestas a prueba mañana, cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, encabece una segunda cumbre para consensuar medidas y financiamiento concreto.

El encuentro de hoy estuvo marcado por el tono desesperado y alarmante de países, ONG y agencias internacionales que intentan enfrentar hace años la peor crisis de refugiados y desplazados en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial sin mucha ayuda de la comunidad internacional, especialmente de las potencias.

Pese a que las cifras de personas que tuvieron que abandonar sus hogares por conflictos armados u otro tipo de violencia crecieron sistemáticamente en las últimas décadas, el número actual de más de 65,5 millones se debe en gran parte a la guerra en Siria, en donde más de la mitad de la población ya es refugiada o desplazada.

«La cumbre de hoy representa un logro en nuestros esfuerzos colectivos para enfrentar los desafíos de la movilidad humana», celebró el secretario Ban Ki-moon al inaugurar el encuentro, al que estuvieron invitados los Estados que recibieron refugiados o financiaron campos en otros países, entre ellos Argentina.

Mientras muchos de los diplomáticos que tomaron la palabra se mostraron optimistas y celebraron la cumbre, como Ban, otros fueron más directos.

«La amarga verdad es que esta cumbre fue convocada porque en gran medida hemos fracaso», sentenció Zeid Raad al Hussein, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, según la cadena de noticias CNN.

«Pero esto puede cambiar…pero no si los defensores de lo que es bueno y está bien son derrotados en tantos países por racistas intolerantes, que buscan ganar o retener el poder, alimentando prejuicios y mentiras a expensas de los más vulnerables», agregó Zeid, en lo que pareció ser una referencia al ascenso de la extrema derecha en una Europa con fronteras cada vez más cerradas.

Otro orador que no dudó en imprimir dramatismo a sus palabras fue el primer ministro libanés, Tammam Salam, el líder de un país en donde los refugiados ya representan una cuarta parte de la población total

«Es impensable que el Líbano pueda por sí mismo hacer frente a un reto de esta proporción (…) Esto no puede continuar. Son necesarios masivos esfuerzos de la comunidad internacional. Apelo desde esta tribuna a todo el mundo, en especial a las Naciones Unidas, a poner en marcha un plan urgente», reclamó el líder de uno de los vecinos de Siria más afectados por esa guerra, según la agencia de noticias EFE.

La respuesta que recibió hoy Salam de la comunidad fue la aprobación de la Declaración de Nueva York, un documento con una «fuerza sin precedentes», según celebró en un comunicado el Acnur, el organismo de la ONU para refugiados, pero que sin embargo no es vinculante para ninguno de los países que lo firmaron.

La Declaración de Nueva York repite muchos de los compromisos internacionales ya existentes, promete apoyo a los países más afectados por la llegada de refugiados y apuesta por abordar las «raíces» de los desplazamientos masivos de población.

Sin embargo, el texto no incluye ninguna medida ni financiación concreta para países concretos.

Por eso, representantes de la sociedad civil, como la ONG Amnistía Internacional, se mostraron decepcionados al final del día.

«Esperamos dos años para esta cumbre. Los líderes mundiales deberían anunciar pasos claros y concretos para acabar con la crisis de los refugiados», aseguró ante la prensa el secretario general de Amnistía Internacional, Salil Shetty.

Algunos de los decepcionados por la cumbre de hoy optaron por trasladar sus expectativas para la cumbre que se realizará mañana, también en Nueva York, pero esta vez con un liderazgo compartido entre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el secretario general de la ONU, Ban.

«Las responsabilidades de los participantes del martes es aún más grande tras el triunfo de la política del mínimo denominador común que predominó hoy», sentenció ante la prensa el ex canciller británico y actual presidente de la ONG Comité de Rescate Internacional, David Miliband.

«Cualquier refugiado que lea las conclusiones de la cumbre del lunes (por hoy) seguro dirá: ‘¿qué va a cambiar?’, y la respuesta que debemos darle es ‘muy poco'», agregó.

La cumbre de mañana que presidirán Obama y Ban incluirá sólo a los países que más aportaron en la actual crisis mundial de refugiados -por ejemplo, Jordania, México, Suecia, Alemania, Canadá y Etiopía, entre otros- y, según adelantaron los organizadores al diario británico The Guardian, sólo tomarán el micrófono aquellos líderes que se comprometan con medidas de ayuda concretas.

Por ejemplo, Obama adelantó hoy que aumentará de los 10.000 refugiados sirios que recibió Estados Unidos este año a una meta de 110.000 para 2017.

Pese a las expectativas puestas sobre esta segunda cumbre de refugiados, The Guardian adelantó hoy que una reunión preliminar a puertas cerradas entre los líderes que participarán mañana terminó hoy sin ningún acuerdo concreto.

Fuertes medidas de seguridad en la previa a la Asamblea General de la ONU