La Corte Suprema de Brasil analiza este martes un pedido de liberación del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, tras la divulgación de mensajes hackeados que mostraron que el exjuez y actual ministro de Justicia Sergio Moro pudo tener motivaciones políticas para condenar al líder de la izquierda.

El caso, que será examinado por la tarde, no está directamente relacionado con la divulgación de esos documentos el domingo por parte del portal The Intercept Brasil, pero su inclusión la noche del lunes en la agenda del Supremo Tribunal Federal (STF) fue interpretada como un resultado de esa conmoción.

La defensa de Lula señaló en todo caso que no se privará de usar esas conversaciones pirateadas entre los fiscales de la operación anticorrupción Lava Jato entre sí y con Moro, para pedir la anulación de un proceso que consideran viciado.

En concreto, la segunda corte del STF, integrada por cinco magistrados, discutirá entre otros puntos si los abogados de Lula tuvieron un amplio derecho a la defensa cuando su condena fue tratada en abril por el Superior Tribunal de Justicia.

El STJ ratificó en esa ocasión la culpabilidad de Lula, aunque redujo su condena de más de 12 años de cárcel a 8 años y 10 meses.
El líder de la izquierda, de 73 años, fue considerado beneficiario de un apartamento en el litoral paulista concedido por una constructora para obtener contratos en Petrobras.

Lula «sorprendido» por las revelaciones

El expresidente (2003-2010) siempre se declaró inocente y cuestionó la imparcialidad de Moro y del fiscal de Lava Jato, Deltan Dallagnol, quien lo acusó de ser el «cabecilla» de una organización criminal con la que pretendía aferrarse al poder. Esa postura se vio reconfortada por la bomba informativa lanzada por The Intercept.

Lula se sintió «sorprendido por la rapidez con que la verdad salió a la luz a través de las conversaciones captadas por la prensa y por el elevadísimo grado de promiscuidad entre quien juzga y quien acusa en un mismo proceso, desvirtuando un principio constitucional», dijo uno de sus abogados, José Roberto Batochio, tras visitar por la mañana a Lula en su prisión de Curitiba (sur).

«Ahora aguardamos la palabra del STF para saber si la Constitución está en vigor o no», agregó.

El STF también decidió este martes agendar otro recurso de Lula para el 25 de junio. En este caso, discutirá directamente la presunta «parcialidad» de Moro por haber aceptado ser ministro del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien derrotó en las elecciones de octubre al candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad, designado por Lula.

Entre los mensajes publicados por The Intercept destaca una serie de septiembre pasado, cuando los fiscales obraron para impedir que Lula fuera entrevistado por temor a que pudiese beneficiar a Haddad.

Moro y Lava Jato a la defensiva

La Operación Lava Jato, la mayor investigación anticorrupción de Brasil, fue puesta en jaque tras esas revelaciones.

El Consejo Nacional del Ministerio Público abrió una investigación disciplinaria para determinar si los fiscales cometieron una «falta» y la Orden de Abogados de Brasil (OAB) recomendó la separación temporaria de sus funciones de Moro y Dallagnol, hasta que una investigación «imparcial» determine si hubo colusión entre ellos.

Otros juristas pidieron en la prensa la renuncia de Moro,ahora ministro de Bolsonaro, quien llegó al poder prometiendo mano dura contra la criminalidad y tolerancia cero contra la corrupción.

Dallagnol consideró «normal que fiscales y abogados conversen con el juez, incluso sin la presencia de la otra parte».

The Incercept dijo que los mensajes publicados representan una mínima parte de los que consiguió obtener.

El portal tiene entre sus fundadores al estadounidense Glenn Greenwald, que reveló en 2013 las filtraciones de Edward Snowden sobre los programas de vigilancia masiva implementados por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de Estados Unidos.
Los partidarios de Bolsonaro lanzaron una campaña en internet para pedir su expulsión del país.

Crisis contenida, por ahora

La crisis agita los ambientes políticos y judiciales, pero no desbordó hasta ahora en las calles ni afectó mayormente la economía.

Una manifestación de partidarios de Lula logró reunir apenas a unas decenas de personas el lunes en Brasilia.

La izquierda podrá tomar el pulso de la sociedad el viernes, según el grado de acatamiento de una huelga general convocada por los sindicatos contra la reforma de las jubilaciones.

La Bolsa de Sao Paulo, que el lunes cerró con una caída de 0,36%, operaba a inicios de la tarde del martes con ganancias de 0,85% y el real se reforzaba frente al dólar, que se negociaba a 3,857 reales frente a 3,885 al cierre de la víspera.