Las elecciones nacionales en Alemania, concretadas el domingo 24 de septiembre, dejaron a la nación, como era de esperarse, en un caos total. Los dos partidos tradicionales quedaron hechos trizas, en tanto que el partido derechista de reciente creación Alternativa para Alemania (AfD) se convirtió en el tercer partido por su tamaño. El AfD es un partido derechista sin programa alguno, que surgió de la propaganda histérica en contra de los refugiados. La coalición socialcristiana CDU-CSU de la canciller Merkel no logró más que el 33% de los votos (la peor votación del partido desde 1949) en tanto que el partido socialdemócrata SPD, que ha estado haciendo una coalición con Merkel desde las elecciones del 2013, recibió solo un 20.5% de los votos, ¡el peor resultado que hayan obtenido desde los tiempos de Bismark!.

La canciller alemana tiene ahora que intentar formar un gobierno de coalición. El SPD había afirmado anteriormente que no iba a continuar con la coalición actual y probablemente mantendrá esa posición. Los partidos a los que probablemente Merkel se acerque para hacer coalición serían el Partido Demócrata Libre (FDP) y los Verdes, dos partidos con enormes diferencias políticas tanto con Merkel como entre sí. Hasta la misma canciller reconoce que no va a poder formar un nuevo gobierno sino hasta fines de año. Es posible que convoquen a elecciones anticipadas, pero lo más probable es que los resultados no cambien.

Si bien el AfD no es un partido fascista, sí incluye elementos derechistas radicales y racistas. Ahora contará con 94 curules entre los 709 miembros del parlamento federal alemán, el Bundestag.

Rechazo al neoliberalismo

La victoria política aplastante que convirtió al partido Alternativa para Alemania (AfD) en el tercero de Alemania, así como también el ganador en Sajonia y la segunda fuerza en otros estados del este del país, es otra más de las expresiones de rechazo a la política neoliberal, que llevó al Brexit y a la derrota de Hillary Clinton. El comentario de la canciller Angela Merkel de que la alianza CDU-CSU sigue siendo el grupo más fuerte dentro del Bundestag a quien nadie puede superar para gobernar, luego de que la abandonaron un millón de votantes, muestra que la señora Merkel está igual de reacia que Hillary Clinton a admitir las razones de su pobre desempeño.

Los partidos en la Gran Coalición (CDU-SPD) fueron castigados por sus políticas neoliberales, por el programa de reformas laborales Hartz4, por la política de presupuesto equilibrado, que ha orillado a un porcentaje cada vez mayor de la población hacia situaciones precarias, a pesar de la abundancia de ingresos fiscales. Lo que ha ocurrido es igual que en el caso del Brexit (la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea), de la victoria electoral de Trump y del referéndum constitucional italiano: Esta ola seguirá hasta que se hayan eliminado las injusticias que han creado los programas neoliberales.