El expresidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, brindó un discurso en la escuela dominical de la Iglesia Bautista Maranatha en Plains y definió a su país como «la nación más guerrera de la historia del mundo», debido a su deseo de imponer los valores estadounidenses en otros países.

El 39º presidente norteamericano habló también de una reciente conversación que ha tenido con el actual mandatario del país, Donald Trump, sobre China. Según Carter, Trump le dijo que estaba especialmente preocupado por cómo el país asiático se está «adelantando» a EEUU.

Carter quien durante su presidencia normalizó las relaciones entre Washington y Pekín en 1979, dijo que gran parte del éxito de China se debía a su política exterior pacífica.

«Desde 1979, ¿sabes cuántas veces China ha estado en guerra con alguien? Ninguna. Y nosotros hemos estado en guerra todo el tiempo», subrayó Carter.

Un artículo publicado el fin de semana en el periódico ruso Vzglyad recordó que el último gran conflicto importante con la participación de militares chinos tuvo lugar en 1979 cuando el Ejército Popular de Liberación de China llevó a cabo operaciones militares contra las fuerzas armadas vietnamitas. Después de esto, solo se registraron enfrentamientos locales fronterizos y navales entre los dos países.

Según Carter, durante los 242 años de su existencia, Estados Unidos ha estado en paz solo durante 16 años. Y si se toman en cuenta todas las guerras, los ataques militares y las ocupaciones de territorios extranjeros, en la historia de Estados Unidos solo hubo cinco años de paz: 1976 (el último año del Gobierno de Gerald Ford) y los que van de 1977 a 1980, es decir, durante todo el mandato de Carter (eso si no se tiene en cuenta la fallida operación ‘Eagle Claw’ para intentar rescatar 52 rehenes en la Embajada de Estados Unidos en Teherán).

El expresidente señaló que la posición pacífica de China contribuye a su crecimiento económico y puso de relieve que el país asiático invirtió recursos en proyectos de infraestructura en lugar de gastos de defensa.

«¿Cuántas millas de ferrocarril de alta velocidad tenemos en este país?», preguntó el exmandatario. «China construyó 18.000 millas —unos 29.000 kilómetros—, mientras que nosotros malgastamos tres billones en gastos militares».

Hay informes que le dan la razón a Carter. Según un estudio realizado en noviembre de 2018 por el Instituto Watson de Relaciones Internacionales y Públicas de la Universidad Brown, desde 2001, Estados Unidos ha gastado 5,9 billones de dólares en guerras en Irak, Siria, Afganistán, Pakistán y otros países.

La obtención en 2002 del Premio Nobel de la Paz, le brinda a Carter un apoyo internacionalmente consensuado al momento de expresar un punto de vista que es fundamentalmente diferente a la ideología del «establishment» político estadounidense, consideró el medio ruso. Hace algunos años, por ejemplo, el expresidente afirmó que Estados Unidos ya no era una democracia y que se había convertido en una oligarquía.

Pese a la negativa pública del Gobierno de Barack Obama de cooperar con Rusia en la crisis siria, a mediados de 2015, Carter entregó a la Embajada rusa en Washington los mapas de las posiciones en el país árabe de ISIS -organización terrorista proscrita en Rusia y otros países-. Los documentos fueron preparados por el Centro Carter, una organización no gubernamental dedicada a la protección de los derechos humanos.

Para Vzglyad , en el contexto actual en el que muchos políticos estadounidenses continúan insistiendo con el discurso de la supuesta interferencia rusa en las elecciones del país en 2016, Jimmy Carter parece ser una verdadera oveja negra. En la historia de Estados Unidos, no se le considera el presidente más fuerte, pero fue Carter quien normalizó las relaciones con China y quien llevó a cabo una serie de negociaciones con la Unión Soviética sobre la limitación de armas ofensivas, que más tarde formaron la base del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, el cual definió las directrices de la seguridad nuclear mundial durante muchas décadas.

«Jimmy Carter es uno de los pocos políticos de trayectoria vivos que comprende perfectamente la necesidad de normalizar las relaciones bilaterales de las grandes potencias», concluyó el periódico ruso.