El jefe del movimiento chiita libanés Hezbolá acusó a Arabia Saudita de tener «detenido» al primer ministro libanés Saad Hariri, que anunció la semana pasada inesperadamente su dimisión desde Riad.

Hariri, un aliado de la monarquía saudita, no regresó a su país desde el anuncio de su dimisión el 4 de noviembre, suscitando rumores sobre la limitación de su libertad en Arabia Saudita. El primer ministro libanés comunicó su renuncia en un discurso difundido por el canal de noticias Al Arabiya, en el que denunció el «control» que ejercen Irán y su aliado Hezbolá en Líbano.

El líder de Hezbolá aseguró que los sauditas habían «obligado» a Hariri a presentar su dimisión y a «leer un texto escrito por ellos».

La renuncia del mandatario libanés sorprendió a toda la clase política de su país, incluidos su partido y sus consejeros más cercanos. Esa decisión hace temer que su país, donde persiste un frágil equilibrio entre comunidades, vuelva a entrar en una espiral de violencia.

Líbano ya sufrió una guerra civil entre 1975 y 1990, y un conflicto con su vecino Israel, en 2006. «Lo más peligroso es que se está incitando a Israel a atacar a Líbano», denunció además Nasralá.» Hablo de informaciones que aseguran que Arabia Saudita pidió a Israel atacar a Líbano».

La Arabia Saudita sunita y el Irán chiita se libran una guerra por procuración en Oriente Próximo, especialmente en Yemen, donde apoyan a bandos opuestos.