El Gobierno italiano pidió este miércoles que haya una «discusión seria» a nivel europeo para lograr una «coordinación» de los flujos migratorios irregulares a través del Mediterráneo, al tiempo que advirtió que su sistema de acogida está cercano a una «saturación» ante la presencia de 100.000 personas.

«La gestión de los flujos migratorios no puede caer solo sobre los países que representan la frontera exterior de Europa y son los más expuestos a los desembarcos de quienes cruzan el Mediterráneo», dijo el ministro del Interior, Matteo Piantedosi, en el Parlamento, reiterando la postura sobre este tema que han tenido sucesivos Gobiernos de Italia.

El pedido de Piantedosi se da luego de dos semanas de cruces entre varios países del continente por la responsabilidad de acoger a las personas rescatadas en aguas del Mediterráneo por parte de barcos de varias ONG.

«Necesitamos un mayor involucramiento de los Estados de bandera de cada uno de los barcos para que los comandantes asuman la responsabilidad. No puede ser que un sujeto privado, una ONG, sea quien decida dónde desembarcan los migrantes», agregó Piantedosi.

Italia inició a mediados de octubre una política de restricción de desembarcos que solo autoriza la entrada en su territorio de enfermos, niños y mujeres, mientras otros países del área mediterránea como Francia o Malta mantienen el bloqueo total.

En ese marco, Piantedosi reclamó «una discusión seria a nivel europeo para coordinar los desembarcos en el Mediterráneo y que los Estados de bandera asuman sus responsabilidades».

Según el ministro del Interior, los países del centro y norte del continente no cumplen los acuerdos previos de hacerse cargo de una cuota de 8.000 de las cerca de 90.000 personas que desembarcaron este año en Italia: «Solo aceptaron a 117 personas: 74 Alemania, 38 Francia y 5 Luxemburgo», denunció.

«El resto de los países europeos solo admite a los migrantes que llegan por motivos humanitarios, mientras que Italia debe hacerse cargo de todos los que llegan por cuestiones económicas», insistió Piantedosi.

La línea italiana es apoyada por otros países mediterráneos como Grecia y Chipre y por el papa Francisco, que a inicios de mes pidió a Europa que «no deje solos» a los Estados que son la primera frontera continental.

En ese contexto, Piantedosi advirtió que las estructuras italianas están «cerca de la saturación», con unas 100.000 personas repartidas, en un marco en el que en 2022 el número de llegadas aumentó 64 % frente al año anterior.