El Gobierno italiano defendió su decisión de restringir los desembarcos de inmigrantes para forzar que otros países acepten abrir sus puertos a las personas rescatadas en altamar y consideró que con la medida «finalmente se logró que el tema sea debatido en toda Europa».

«La pulseada con París es útil: ahora los europeos nos escuchan», dijo el ministro de Defensa, Guido Crosetto, en una entrevista publicada hoy por el diario La Stampa.

Crosetto se refirió así a la crisis diplomática de la semana pasada originada por la decisión de Roma de permitir que solo personas frágiles, mujeres y niños desembarquen en suelo italiano, lo que llevó a que Francia, por primera vez, abriera finalmente uno de sus puertos a un barco con migrantes, tras años de negativas.

«Para nosotros es una forma en que finalmente se ha planteado la pregunta a toda Europa. Y abrió el debate sobre el tema», destacó Crosetto.

La disposición del Gobierno que encabeza Giorgia Meloni, criticada por la oposición de centroizquierda y por algunas organizaciones humanitarias, incluye la revisión de peritos médicos a bordo de los barcos para determinar quién tiene derecho a desembarcar en Italia y quién debe permanecer sobre las embarcaciones en busca de otro país que abra sus puertos.

Para Crosetto, con su postura Italia logró que «un debate que estaba marginado fuera puesto en el centro. Porque mientras no se daba el debate, Italia recibió a más de 40.000 personas y Francia a solo 38», fundamentó.

En los últimos días, incluso el papa Francisco reclamó a Europa que «no deje solos» a los cuatro países mediterráneos que funcionan como puerto de ingreso a las personas rescatadas en altamar: Italia, España, Grecia y Chipre.