El gobierno italiano autorizó hoy el desembarco de otras cuatro personas del barco de la ONG española Open Arms, pero aún hay otras 134 que permanecen a bordo del buque frente a las costas de la isla de Lampedusa en condiciones sanitarias «pésimas».

El gobierno autorizó este viernes el descenso de cuatro personas, entre ellos un joven de Guinea Bisseau que arrastraba disparos en sus pies, según informaron la cadena RAI y la propia organización humanitaria en redes sociales.

Así, las cuatro personas que fueron llevadas de inmediato a un centro sanitario de la isla del sur italiano se suman a las otras nueve que habían sido desembarcadas a última hora del jueves, luego de que una inspección médica constatara las «pésimas condiciones sanitarias y psicológicas» de los emigrantes que llevan, en su mayoría, 15 días a bordo del barco esperando un puerto seguro en el que desembarcar.

El Open Arms entró la madrugada del miércoles en aguas territoriales italianas y se acercó a una distancia de una milla de Lampedusa, después de que un tribunal haya anulado el decreto antiinmigración del vicepremier y ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, que prohibía a los barcos de rescate humanitario adentrarse en la jurisdicción del país bajo amenaza de multas y confiscación del buque.

En las últimas horas, la gestión del desembarco de los náufragos ahondó la crisis en el gobierno italiano, al punto que el premier Giuseppe Conte calificó como una «deslealtad» la decisión de Salvini de mantener los puertos cerrados a los menores de edad.

Ayer, Conte anunció que Francia, Alemania, Portugal, España y Luxemburgo se mostraron disponibles a aceptar a parte de las personas si son desembarcadas.