Irán anunció un nuevo confinamiento de seis días que comenzará a regir este lunes tras registrar casi 30.000 nuevos contagios y más de 460 fallecidos en las últimas horas.

Se trata de la misma medida que fue rechazada la semana pasada por motivos económicos. Sin embargo, la gravedad de la situación llevó a las autoridades a dar marcha atrás y aprobar la nueva acción de emergencia en un país donde una persona fallece por coronavirus cada tres minutos, según cifras oficiales.

Desde el lunes, queda cancelada toda actividad, incluida la de los bancos. Sólo podrán abrir los negocios de productos esenciales y las oficinas de servicios como agua y luz, informó el viceministro de Salud, Alireza Raisi.

Asimismo, estará prohibido por una semana el desplazamiento de coches en las rutas interprovinciales, salvo excepciones como ambulancias y camiones de transporte de alimentos, precisó la agencia de noticias Europa Press.

Pese a lo estricto de las medidas, las autoridades decidieron mantener las ceremonias religiosas del mes de Muharram (el primer mes del calendario islámico), cuyas citas principales son el miércoles y jueves, aunque se realizarán con restricciones.

Raisi dijo que las ceremonias de luto no se podrán hacer en espacios cerrados mientras que estarán prohibidas las procesiones.

En la última jornada, 466 iraníes murieron de coronavirus, lo que eleva el total de fallecidos a 97.208.

Asimismo, se contabilizaron 29.700 nuevos positivos, 4.154 de los cuales requirieron hospitalización, según el balance del Ministerio del Interior recogido por la agencia oficial de noticias IRNA.

Más de 97.000 personas fallecieron y 4,4 millones dieron positivo al test de Covid-19 en la república islámica, donde solo un 4% de la población recibió alguna vacuna.

El presidente iraní, Ebrahim Raisi, anunció hoy la importación de 30 millones de dosis de vacunas, aunque subrayó que los expertos señalan que para un control apropiado «es necesario importar otras 60 millones de dosis».