El número de víctimas por la tormenta tropical Megi en Filipinas se elevó a 80, según se informó hoy en el balance oficial, que aumenta a medida que los socorristas descubren cuerpos sepultados por los desprendimientos de tierra causados por la lluvia.

La mayoría de fallecidos por la tormenta, la más potente en alcanzar el archipiélago asiático este año, se registraron en localidades alrededor de la Ciudad de Baybay, en la céntrica provincia de Leyte.

Fotos aéreas mostraban una ancha lengua de lodo que bajó de las colinas de cocoteros y barrió el pueblo de Bunga, donde solo se podían ver ahora unos pocos techos sobresaliendo.

«Se nos dijo estar alertas porque llegaba una tormenta, pero no nos dijeron directamente que teníamos que evacuar», declaró la trabajadora agrícola Loderica Portarcos, de 47 años, que perdió a 17 familiares y un amigo en los desprendimientos de tierra.

En tanto, otras tres personas murieron en la provincia central de Negros Oriental y tres en la principal isla sureña de Mindanao, según el organismo nacional de atención de desastres, consignó la agencia de noticias AFP.

Mientras que en el pueblo costero de Pilar, que forma parte de la municipalidad de Abuyog, 26 personas murieron y 150 están desaparecidas, luego de que un torrente de lodo y tierra empujara las casas hacia el mar y enterrase a la mayor parte del lugar, detalló el alcalde de Abuyog, Lemuel Traya.

«Tengo que ser honesto, ya no esperamos hallar supervivientes», informó Traya, y mencionó que el personal de emergencia está enfocado ahora en la difícil tarea de recuperar cuerpos.

“Unas 250 personas se encontraban en centros de evacuación y otros habitantes estaban hospitalizados», agregó.

Un fuerte ruido similar al de un «helicóptero» alertó a Ara Mae Canuto, de 22 años, que llegaba un deslizamiento de tierras a la casa de su familia en Pilar.

La joven intentó correr pero fue barrida al mar y casi se ahogó. «Tragué agua sucia y mis oídos y nariz están llenos de lodo», contó Canuto. Su padre murió y su madre está desaparecida.

La tormenta Megi forzó la suspensión de operaciones en decenas de puertos y dejó a miles de personas varadas en el inicio de la Semana Santa, uno de los períodos del año de más viajes en Filipinas.

Megi llegó cuatro meses después de que el supertifón Rai devastara gran parte del país y dejó más de 400 muertos y cientos de miles sin casa.