Las mujeres que quieran abortar en Hungría deberán escuchar los latidos del corazón del embrión y comprobar sus «funciones vitales» antes de tomar la determinación, según un decreto difundido este lunes por el Gobierno. Esta resolución, firmada por el ministro del Interior, Sandor Pinter, entrará en vigencia el próximo viernes y tiene como objetivo endurecer, limitar y violentar aún más las normas que permiten el derecho al aborto.

Es importante remarcar que, a pesar de este nuevo decreto que se aplicará a fines de esta semana, el aborto es legal en el país desde 1950. Incluso, en la mayoría de los casos, es realizable legalmente hasta la 12° semana de embarazo. Más allá de esto, la nueva medida tomada por las autoridades va en la misma línea de la retórica y el pensamiento del ultraderechista primer ministro Viktor Orban, que pone en jaque los derechos conseguidos en el territorio húngaro.

Según el decreto, publicado durante la noche del lunes en la Gaceta Oficial, quien decida abortar debe presentar un documento «que certifique que ha recibido información sobre los signos vitales del feto». Técnicamente, el latido puede apreciarse mediante ecografía a partir de la sexta semana de embarazo y a partir de la semana octava de desarrollo el embrión ya se considera un feto.

Quien propuso la iniciativa fue el partido de extrema derecha Mi Hazank. Desde dicho partido mostraron una gran «satisfacción» por la determinación y destacaron la importancia de que «la madre podrá escuchar al feto antes de realizarse un aborto». Desde su retorno al poder, en 2010, Orban multiplicó las medidas de control de la natalidad -con una visión más conservadora y religiosa- mientras que en 2012, entró en vigor una nueva Constitución donde supone que Hungría «defiende la vida del feto desde la concepción».

Por su parte, desde el partido Coalición Democrática, de izquierda, pidieron explicaciones al Gobierno y que aclaren si se está preparando alguna modificación en lo que refiere a la legislación del aborto (como por ejemplo, si la mujer necesitará más requisitos para abortar además de su propia decisión). Mientras que, al mismo tiempo, la ONG Amnistía Internacional calificó la medida de «preocupante retroceso» y remarcaron que dicha decisión «tomada sin ninguna consulta» hará «más difícil el acceso al aborto y traumatizará aún más a las mujeres» dijo el vocero Aron Demeter.