Apenas cuatro días después de que Turquía anunciara que no frenaría más el paso de refugiados y migrantes a la Unión Europea (UE), miles de personas -principalmente sirios- llegaron a la frontera con Grecia para intentar ingresar al bloque y fueron reprimidos hoy por la Policía griega con gases lacrimógenos.

El gobierno turco había decidido dejar de cumplir la función de tapón que había negociado con la UE hace años luego que la OTAN -la alianza militar que nuclea a Ankara, gran parte de los países europeos y Estados Unidos, entre otros- decidiera no responder al ataque de las fuerzas sirias y rusas contra soldados turcos en Siria de esta semana.

Según el diario español El País, el anuncio del gobierno turco se difundió de inmediato por los grupos creados por refugiados y migrantes en las redes sociales y Whatsapp. Además, la aparición de colectivos que llevaban de forma gratuita a las personas a la frontera con Grecia, completaron la impresión de que finalmente podrían cruzar a la UE, algo que se les tiene prohibido desde la llamada crisis de refugiados en la segunda mitad de 2015.

En los últimos días, miles y miles de personas llegaron a la frontera turca-griega y, pese a las expectativas, se encontraron que del otro lado, el europeo, el cierre seguía vigente.

La Policía turca no permite que la prensa ingrese a esa zona fronteriza donde quedaron atrapados varios miles de refugiados, la mayoría de Siria, Irak, Pakistán, Afganistán o Somalia.

«Llegamos aquí el viernes porque en las redes sociales vimos la noticia de que Grecia iba a dejar pasar a 1.200 personas», relató por teléfono a la agencia de noticias EFE un joven afgano, Abdelwahid. Tiene 26 años y hace tres que vive en Turquía a la espera de poder cruzar a la UE y llegar a Suiza.

El canal de noticias CNNTurk informó hoy que los miles de refugiados y migrantes están concentrados alrededor del paso fronterizo de Pazarkule, cerca de Edirne y no muy lejos de la frontera con Bulgaria, otro miembro de la UE, que mantiene una dura política migratoria de puertas cerradas.

Pese a que Abdelwahid se chocó con la realidad del cierre de la frontera griega, decidió quedarse a esperar.

«La policía fronteriza está usando gas lacrimógeno contra la gente. Hay muchísima gente, niños… No podemos cruzar. Aún no ha podido cruzar nadie. Si alguien consigue cruzar, lo mandarán de nuevo a Turquía», pronosticó.

Ante la decisión de los miles de refugiados de quedarse en la zona fronteriza y ante la posibilidad que muchos más sigan llegando, el gobierno griego anunció hoy que suspenderá por un mes el derecho a pedir asilo para todos aquellos que crucen la frontera de manera ilegal.

Además, ordenó enviar refuerzos policiales y militares a la frontera con Turquía y la deportación inmediata de todos aquellos que cruzaron sin permiso, y exigió el apoyo contundente de Frontex, la fuerza fronteriza creada por la UE, y del bloque en su conjunto.