Por Silvia Vaisman desde Grecia

Miles de familias, estudiantes, niños, trabajadores marcharon ayer en Grecia. Mientras en el parlamento se define el futuro de sus propias vidas van llenando las calles con canticos que gritan por su dignidad. Al hablar con ellos nos recuerdan que ya en 1965 el pueblo griego dijo NO cuando la amenaza de una dictadura militar flotaba en el aire.

Están dispuestos a seguir luchando, a ser escuchados.

Nosotros, (mi hijo y yo) recién llegados a Atenas nos topamos cara a cara con la marcha. Sentir que estábamos poniendo pie en un momento histórico y en una historia conocida por nosotros.

No tuvimos dudas en empezar a marchar, en acompañar. Son ellos pero somos también nosotros.

Al sumarnos comenzamos a dialogar con la gente. El idioma inglés en principio nos alejó. Supongo que creyeron que desde el lugar de turista de habla inglesa los mirábamos como especie exótica, como nota de color en nuestro viaje. Pero al decir Argentina, una voz clara dijo: Compañeros!! Y con un ademán nos invitaron a sumarnos a sus filas.

Una emoción extraña nos recorrió. Sentimos que en su historia reconocían también la nuestra. Eramos sobrevivientes del mismo sistema que hoy los está asfixiando y, como nosotros, no quieren que los laburantes sean, como históricamente, la variable de ajuste. Eran del partido comunista. Banderas rojas, blancas y azules. Miles de ellos tratando de enfrentar un momento crucial que va a definir el futuro de sus vidas y del país.

Y como en casa, la policía comenzó a reprimir. Gases lacrimógenos y bombas molotov llenaron la Plaza Syntagma. Siempre el afán de amedrentar, de provocar temor. Tuvimos que salir todos corriendo….separarnos. Pero van a volver, porque siempre de alguna forma u otra la voz del pueblo vuelve y se hace oír.

Y nosotros, sentir que tan lejos estamos de casa y sin embargo, la misma historia.