El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, y el primer ministro, Abdullah Abdullah, tomaron hoy posesión como presidentes del país centroasiático en dos ceremonias de investidura separadas, horas después intentar sin éxito cerrar un acuerdo de reparto de poder y añadiendo más caos a las negociaciones de paz entre los talibanes y EEUU.

En un acto en el interior del palacio presidencial de Kabul, acompañado por el enviado especial de Estados Unidos para Afganistán, Zalmay Khalilzad, Ghani tomó posesión de su segundo mandato, informó la agencia de noticias DPA.

En una fuerte señal de apoyo internacional, a la ceremonia acudieron también el encargado de Negocios de la Embajada de EEUU, Ross Wilson; el jefe de las fuerzas militares de Estados Unidos y de la OTAN, el general Scott Miller, y los embajadores de la Unión Europea, Canadá, Dinamarca, Alemania y Noruega.

Este acto se vio interrumpido en el tramo final por el sonido de dos explosiones, pero el mandatario pidió a los asistentes que no se dejen intimidar.

«No teman por una o dos explosiones, sigan sentados», dijo Ghani, mientras sus guardaespaldas se acercaban para protegerlo y parte de los asistentes se marchaban rápidamente.

Las explosiones también se pudieron escuchar en el vecino Palacio de Sapedar, donde se producía la toma de posesión de Abdullah.

Ghani fue declarado ganador de las elecciones de septiembre pasado, pero su rival Abdullah tachó la votación de «fraudulenta».

La ceremonia de Abdullah fue transmitida por televisión privada de Tolo, y en ella estuvieron presentes los llamados «comandantes yihadistas», que se encontraban entre los aliados de coalición liderada por Estados Unidos para derrocar a los talibanes en 2001.

La coexistencia de dos presidentes no es algo nuevo en Afganistán. En 2014 Abdullah tampoco aceptó los resultados en los que venció Ghani, lo que paralizó el país durante meses hasta que, tras la mediación del entonces secretario de Estado estadounidense, John Kerry, se formó un gobierno de unidad, en el que se creó para Abdullah el puesto de jefe del Ejecutivo.

En este caso la disputa pone en riesgo el acuerdo firmado hace poco más de una semana entre los talibanes y EEUU, que busca poner fin a 18 años de guerra en Afganistán

Abdullah dijo que no aceptará «un gobierno salido del fraude» y adelantó que su gobierno se encargará de reformar la administración afgana, además de impulsar una retirada ordenada y responsable de las fuerzas militares internacionales actualmente desplegadas en Afganistán.

Ghani necesita de todo el respaldo posible para este período de la política afgana en el que se espera que el acuerdo entre los talibanes y EEUU lance las conversaciones entre el gobierno afgano y los insurgentes.

Las negociaciones estaba previsto que comenzaran el 10 de marzo, pero esa fecha parece más que improbable después de que Ghani se negara a aceptar una de las condiciones claves de los talibanes, y que había sido pactada con Estados Unidos, que era la liberación de 5.000 insurgentes.