Por Carlos Duclos

¿Quién lo sabe? Es posible que en el punto culminante de su intento por cambiar una Iglesia muchas veces anquilosada, interesada, harto conservadora en muchos casos, excesivamente conservadora diríase, el Papa Francisco no tenga más remedio que expresar, como Cristo colgado en la cruz: “¿¡Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado!?” Pero es posible que eso no suceda y que Francisco concluya un propósito que tiene bien claro y definido: cierta porción de la institución-Iglesia del pasado no puede prevalecer. Y no puede porque no está en sintonía, nunca lo estuvo, con la palabra de Jesús, ni con la palabra de Moisés. Es decir, parte de esa Iglesia le ha dado la espalda de una u otra forma a Dios y al gran mandato universal y todo lo que se desprende de él: “Amarás a Dios con toda tu fuerza, con toda tu alma y a tu prójimo como a ti mismo”.

Claro, la pregunta es: ¿dónde está Dios? La respuesta la dio el mismo Jesús cuando dijo “tuve hambre, y no me diste de comer; tuve sed, y no me diste de beber; era forastero, y no me acogiste; estaba desnudo, y no me vestiste; enfermo y en la cárcel, y no me visitaste.» Dios está también, y se desprende de esta extraordinaria enseñanza, en el corazón del hombre, especialmente en el corazón de los más desprotegidos, abandonados, pobres, inocentes, sin poder para defenderse del poder inescrupuloso de ayer y de hoy. No siempre cierta parte de la institución-Iglesia ha estado al lado de los desamparados o se ha ocupado decidida y absolutamente de ellos.

Francisco ha venido a cambiar eso; y todo cambio, todo movimiento en el statu quo, genera enojo. No es casualidad, entonces, que haya rumores de conspiración contra el Papa y no sería de extrañar que tales rumores sea echados a rodar desde la misma entraña vaticana, desde parte de una curia que probablemente dude de la existencia de Dios y que podría haber hecho del hábito y de Jesús sólo una empresa.

En los últimos días se ha difundido por todo el mundo, a partir de una publicación del diario italiano Quotidiano Nazionale, que el Papa habría sido visitado por el neurocirujano Takanori Fukushima, pues tendría un tumor (benigno) en el cerebro. Hasta el mismo médico rechazó la especie ¿Quién echó a rodar esa versión? Ningún medio del mundo, más o menos serio, publica un invento. Sí puede publicar, si no es prudente, lo que en la jerga se conoce como “carne podrida” o “gallina de lata”, que no son más que operaciones de prensa que arrojan ciertos monjes negros a la prensa con fines perversos, conspirativos.

La periodista Muni Jensen, analista política del Club de Prensa ha dicho, y lo ha reproducido el diario El País, que no duda de que hay sectores de la institución-Iglesia que conspiran contra Francisco, porque “procura cambios de forma y de fondo”. La periodista ha sostenido, sin embargo, algo que de alguna manera halaga a los argentinos: “el Papa se las sabe todas porque es argentino” ¡Claro! Bergoglio está acostumbrado a lidiar con traviesos, tiene subte y colectivo y no les será tan fácil a quienes quisieran verlo lejos del trono de Pedro sacarlo de allí e impedir sus fines que tan bien harán no sólo a la Iglesia, sino a la humanidad.

Desde luego, la batalla no es fácil; pero como dijo Gammaliel a los demás miembros del Sanedrín cuando los apóstoles fueron llevados para ser condenados: “piensen bien lo que van a hacer (…) si esto que hacen (los discípulos de Jesús) es de carácter humano, se desvanecerá;  pero si es de Dios, no lo podrán destruir. ¡No vaya a ser que ustedes se encuentren luchando contra Dios!»