Así lo hizo saber el director general de la FAO, José Graziano da Silva, quien precisó que casi el 60% de las personas que padecen hambre en el mundo viven en países afectados por conflictos y por el cambio climático.

Aunque las cifras del hambre se difundirán el próximo septiembre, Da Silva adelantó que su nivel ha aumentado a más de 800 millones de personas -frente a los 795 millones que había en 2015- tras años en los que su número se había reducido.

En la actualidad, la FAO, clasifica a 19 países en situación de crisis prolongada, que a menudo también sufren eventos meteorológicos extremos, como sequías e inundaciones.

Y en ese sentido, advirtió de un alto riesgo de hambruna en el noreste de Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen, con 20 millones de personas gravemente afectadas.

Los medios de subsistencia de estas personas –en su mayoría población rural- fueron interrumpidos y “muchos de ellos no han encontrado otra opción que aumentar las estadísticas de migración de socorro”, según el responsable de la FAO en el mensaje brindado en la apertura de la Conferencia bienal de la Organización de la ONU, en la sede del organismo en Roma.

“Es fundamental contar con un sólido compromiso político para erradicar el hambre, pero no es suficiente”, dijo, señalando que “sólo se vencerá el hambre si los países traducen sus promesas en acción, especialmente a nivel nacional y local”.

“La paz es, por supuesto, la clave para poner fin a estas crisis, pero no podemos esperar a la paz para actuar”, añadió, recordando que la FAO, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) trabajan duro para ayudar a las personas vulnerables.

“Es sumamente importante asegurar que estas personas tengan las condiciones para seguir produciendo sus propios alimentos. Las personas rurales vulnerables, especialmente los jóvenes y las mujeres, no pueden dejarse atrás”, señaló Graziano da Silva en el informe.

De la conferencia de la FAO, que finalizó hoy, asistieron cerca de 1.100 participantes, entre ellos un jefe de Estado, un primer ministro, 82 ministros y numerosos representantes de organizaciones internacionales, el sector privado y la sociedad civil.

El objetivo de la ONU es el “Hambre cero” y en tal sentido, el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, describió esa meta como “una forma de lograr la paz, la justicia y la igualdad y preservar el planeta para el futuro”.

La perspectiva, sin embargo, es por demás complicada ya que los países mencionados enfrentan la posibilidad de la peor crisis alimentaria desde la Segunda Guerra Mundial.

Íntimamente ligado a esta problemática se encuentra el candente tema de los refugiados, un drama en el que Italia es uno de los principales jugadores habida cuenta de los miles que año tras año recibe del continente africano.

Hasta el momento el tema superó la capacidad de reacción de los países de la Unión Europea y fue abordado, salvo en pocos ejemplos, como casos de emergencia.

Por esta razón, Graziano da Silva advirtió que no se pueden salvar vidas “poniéndolas en campamentos” y que la solución pasa por “salvaguardar sus medios de subsistencia”

Por su parte, el papa Francisco expresó su firme apoyo a la agenda de la FAO, enfatizando la necesidad de solidaridad y reconocimiento de los derechos humanos y anunció una visita a su sede el próximo 17 de octubre con motivo del Día Mundial de la Alimentación.

“Somos conscientes de que la intención de garantizar a todos su pan cotidiano no es suficiente, es imperativo que reconozcamos que todas las personas tienen derecho a la alimentación”, dijo el Pontífice en declaraciones leídas por el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano.