Tres explosiones en el aeropuerto y el metro de Bruselas dejaron este martes al menos 34 muertos y al menos 136 heridos, unos ataques «ciegos» según el primer ministro belga, Charles Michel, que dejaron en shock a Europa. El atentado en la estación de subte, ubicada en el barrio donde se encuentran la mayor parte de las sedes de las instituciones europeas, dejó al menos 20 víctimas fatales y 106 heridos, mientras que las dos explosiones en el aeropuerto causaron 14 muertos y 30 heridos, informó la agencia de noticias EFE.

Una de ellas la habría provocado «un kamikaze», indicó el fiscal federal de Bélgica, Frederic Van Leeuw.

Otra explosión un poco más tarde en el metro de Bruselas, en la estación Maalbeek, en pleno corazón del barrio europeo, dejó «quince víctimas y 55 heridos», indicó el ente del transporte público.

«Temíamos un atentado terrorista y sucedió», dijo el primer ministro Charles Michel en una conferencia de prensa en la que pidió a la población «tranquilidad y solidaridad».

Los atentados, «ciegos, violentos y cobardes» dejaron «muchos muertos, muchos heridos de gravedad», agregó sin dar un balance preciso.

Disparos y gritos en árabe

Dos explosiones casi simultáneas en el área de salidas del aeropuerto internacional de Bruselas se produjeron poco después de las 08H00 (0700 GMT).

El techo «se cayó, había un olor a pólvora», contó a la AFP Jean Pierre Lebeau, un francés que acababa de llegar desde Ginebra.

«Un hombre gritó unas palabras en árabe y escuché una gran explosión», dijo a la AFP Alphonse Lyoura, que trabaja en la seguridad del equipaje de los vuelos hacia África.

«Era el pánico general. Me escondí y esperé cinco, seis minutos. Algunas personas vinieron a pedirme ayuda», agregó, con las manos aún ensangrentadas.

«Ayudé al menos a siete heridos. Retiraron cinco cuerpos que ya no se movían», continuó, explicando que «muchos perdieron las piernas».

Una hora más tarde de producidas las explosiones, una periodista de la AFP vio unos cientos de personas evacuadas en el aeropuerto.

En imágenes televisadas podían verse escenas de pánico, con cientos de pasajeros huyendo de la terminal de la que salían columnas de humo, y ventanas destruidas.

Poco después se produjo al menos una explosión en una formación de metro detenida en la estación Maalbeck, en el barrio donde se encuentran las instituciones europeas.

Un periodista de la AFP vio fuera de la estación a unas quince personas en la acera con los rostros ensangrentados recibiendo asistencia médica.

Una «fuerte explosión» dejó «una decena de muertos», dijo Pierre Meys, portavoz de los bomberos, a la AFP.

Al menos 15 personas murieron y 55 resultaron heridas por esta explosión, indicó la STIB, la sociedad de transporte público de la capital belga.

Meys no pudo confirmar este nuevo balance pero precisó hacia las 12H00 GMT que el balance de heridos ascendió a unos 70, de los cuales «unos treinta de primera urgencia».

Refuerzo de la seguridad

El ministro del Interior, Jan Jambon, elevó la amenaza antiterrorista en el país al máximo nivel.

Las explosiones de este martes se producen tras la detención el viernes en Bruselas de Saleh Abdeslam, principal sospechoso de los ataques terroristas de París en noviembre, tras cuatro meses de fuga.

Las autoridades belgas cerraron el metro, el aeropuerto, el tranvía, los autobuses y las principales estaciones ferroviarias de la capital.

La Comisión Europea pidió a su personal que no vaya a trabajar o permanezca en las oficinas.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, condenó en un comunicado los «ataques terroristas».

El centro de crisis del gobierno belga exhortó asimismo a los residentes de Bruselas a quedarse en casa.

Las autoridades también reforzaron la vigilancia en las centrales nucleares del país con «medidas de seguridad adicionales», afirmó a la AFP un vocero de la Agencia Federal de Control Nuclear (AFCN).

Por su parte, las autoridades de varios países europeos reforzaron la seguridad en sus aeropuertos y fronteras con al menos Gran Bretaña, Francia, Alemania, Holanda y Dinamarca anunciando un incremento de los controles.

Además, Eurostar, que enlaza París y Londres con Bruselas por tren, suspendió los viajes a la capital belga.

Las reacciones políticas no se hicieron esperar.

«Es un ataque contra la Europa democrática. Jamás aceptaremos que terroristas agredan a nuestras sociedades abiertas», afirmó inmediatamente el primer ministro sueco, Stefan Löfven.

Por su parte su homólogo danés, Lars Løkke Rasmussen, denunció en Twitter un «ataque abyecto».

Las principales bolsas europeas se vieron afectadas tan pronto como saltó la noticia, con caídas de en torno al 1%.

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