Venezuela celebrará en cuatro semanas elecciones regionales y municipales y se encamina hacia una normalización progresiva de su vida política e institucional, a pesar de la insistencia de la Casa Blanca de perpetuar una política exterior injerencista hacia la nación suramericana, según expertos venezolanos.

María Lucrecia Hernández, abogada y profesora universitaria, considera que, de cara al futuro cercano, Venezuela parece «enfilarse cada vez más hacia la restitución de su vida política y reconocimiento internacional, lo que no necesariamente implica una mejora de la relación con la administración Biden».

Respecto a la tirante e influyente relación entre Estados Unidos y Venezuela, la experta rememoró que «desde la administración de George W. Bush hasta Biden, lamentablemente no son muchos los cambios en cuanto a la política injerencista de las administraciones de la Casa Blanca para con Venezuela y toda la región».

Específicamente sobre la Administración del presidente Joe Biden, la también magíster en derecho dijo que, actualmente, las relaciones hacia Venezuela «venían mejorando levemente en comparación al fuerte choque generado por (Donald) Trump, con su estrategia abierta de ataque guerrerista».

«No obstante, la administración Biden ha mantenido las sanciones, aun cuando ha aplicado muy pocas desde que inició su mandato, pero continúa la confiscación ilegal de bienes y activos de propiedad venezolana y, recientemente, en un ataque frontal al diálogo en México, la extradición del enviado especial del gobierno venezolano, Alex Saab», precisó la experta.

La también especialista en Derechos Humanos puntualizó que, con base en lo anterior, «es plausible la táctica del gobierno venezolano de apostar a la paz y el diálogo como única vía de dirimir conflictos».

A su juicio, «Estados Unidos no está en su mejor momento, ni a lo interno ni a lo externo, por lo que sigue siendo pertinente persuadir a sus autoridades a adoptar posturas menos injerencistas, de respeto al derecho internacional, y acordes a una política cada vez más multipolar».

Para Hernández, la recientemente suspendida Mesa de Diálogo político en México «logró que la diversidad de sectores de la oposición se sentara junta a dialogar y, por otro lado, terminó de desbaratar ese absurdo jurídico del gobierno paralelo o ‘interinato’, ya que se hizo internacionalmente patente el reconocimiento del gobierno de Nicolás Maduro».

«Con unas elecciones importantes en ciernes, lograr la participación de todo el espectro opositor y la conformación de veedurías internacionales de peso como la Unión Europea, son logros que dan piso a la retoma de la paz y la vía política como forma de solucionar la crisis», le dijo la académica a la agencia de noticias china Xinhua.

En tal sentido, consideró que, pese a las adversidades, «el camino está trazado: habrá elecciones con participación del ala radical opositora y con acompañamiento internacional», lo cual marca un rumbo hacia la restitución progresiva de la normalidad en la vida política venezolana.

Por su parte, el también abogado venezolano y analista internacional, Fernando Rivero, consideró que «el principal obstáculo para el diálogo entre la oposición y el gobierno, es la política de Estados Unidos para Venezuela».

Destacó que las elecciones municipales y regionales que tendrán lugar en Venezuela el próximo 21 de noviembre «serán muy importantes para la institucionalidad del país, la paz y la democracia».

El también licenciado en filosofía, precisó que los comicios regionales de noviembre cierran el ciclo que legitima al Gobierno venezolano, habiéndose elegido la Asamblea Nacional, el Consejo Nacional Electoral y próximamente los gobernadores y alcaldes con la participación de todo el espectro opositor.

Rivero augura que las fuerzas progubernamentales «alcanzarán una victoria que dará cuenta de una democracia vigorosa y un sólido estado de derecho. También será un nuevo golpe a la Doctrina Monroe y particularmente, a los planes guerreristas de la Casa Blanca».

«Esto significa, junto a las recientes victorias político-electorales de las fuerzas transformadoras o progresistas de la región, un nuevo revés a los planes de Estados Unidos en América Latina y el Caribe en un contexto donde se aprecia el ocaso de la hegemonía estadounidense», concluyó el analista venezolano.