Estados Unidos retiró sus tropas desde el noreste de Siria, en un giro de su política exterior en esta región que libera el camino a una anunciada ofensiva militar de Turquía contra las milicias kurdas que combatieron al Estado Islámico (EI), mientras crecen los temores sobre un resurgimiento yihadista en la zona.

Ante la lluvia de críticas que recibió la Casa Blanca, tanto dentro como fuera de Estados Unidos, el presidente Donald Trump buscó mostrarse imparcial en la confrontación entre Turquía y la minoría kurdo-siria y lanzó una amenaza a su aliado de la OTAN.

Trump había anunciado el domingo la salida de las fuerzas estadounidenses de Siria, ante la inminente operación militar de Turquía contra las  Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) en esa zona.

«Como dije antes, y solo para reiterar, si Turquía hace algo que yo, en mi gran e inigualable sabiduría, considero que está fuera de los límites, destruiré y aniquilaré totalmente la economía de Turquía», prometió el mandatario en Twitter.

«¡Lo he hecho antes!», agregó el mandatario, en referencia al desplome de la lira turca, que en agosto perdió un 25% de su valor después de que Estados Unidos convirtiera la liberación del misionero Andrew Brunson en una causa diplomática.

«Los kurdos lucharon con nosotros, pero se les pagó enormes cantidades de dinero y equipo para hacerlo. Han estado luchando contra Turquía durante décadas. Detuve esta pelea por casi 3 años, pero es hora de que salgamos de estas ridículas guerras sin fin, muchas de ellas tribales, y que traigamos a nuestros soldados a casa», expresó el mandatario estadounidense.

Horas antes, tras el anuncio de la retirada estadounidense, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, había celebrado la decisión de Trump y adelantó que su gobierno planea crear una «zona de seguridad».

La ciudad turca de Ankara promueve hace tiempo la creación de una «zona segura» de 32 kilómetros a lo largo de la frontera, bajo control turco, para obligar al repliegue de la milicia siriokurda YPG, una de las fuerzas que encabezó, junto con Estados Unidos, la lucha contra el Estado Islámico (EI) en el terreno.

Pese a esta alianza con su socio de la OTAN, el gobierno turco considera a la milicia siriokurda como una «organización terrorista» que amenaza su seguridad nacional.

«Podemos entrar (en territorio sirio) de repente por la noche, porque no podemos aceptar la amenaza de organizaciones terroristas a nuestro país», aseguró Erdogan antes de partir de viaje oficial a Serbia, donde permanecerá hasta mañana, informó la agencia de noticias EFE y el portal de noticias turco Hurriyet Daily News.

En el terreno, las FDS, la alianza de combatientes sirios árabes y de la milicia YPG, y el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, confirmaron el retiro de las fuerzas estadounidenses.

Asimismo, fuentes gubernamentales estadounidenses citadas por la prensa turca informaron que el Pentágono le informó a los comandantes de las FSD que Estados Unidos no los defenderá de una inminente ofensiva turca.

«Las fuerzas armadas de Estados Unidos no apoyarán ni estarán involucradas en la operación y las fuerzas de Estados Unidos, tras derrotar el ‘califato’ territorial de ISIS, ya no estarán en las inmediaciones», explicó el Pentágono en un comunicado.

Washington había anunciado anoche que esa retirada permitirá a Turquía llevar a cabo «pronto» una incursión militar «prevista desde hace tiempo en el norte de Siria», lo que marca un claro cambio de estrategia estadounidense, al abandonar a los kurdos, cuyas milicias fueron el principal aliado de Washington en la lucha contra el EI.

Por eso, las FDS, que combatieron durante años contra el EI y conquistaron en marzo su último bastión en Siria, en Baghuz, advirtieron que una operación turca provocaría el resurgimiento de la milicia radical y terminaría con «años de exitosos combates» contra las yihadistas.

Acusaron a Washington de no cumplir sus compromisos y renegar de un aliado que lideró la lucha contra EI en Siria y advirtió que tendría un impacto negativo en la guerra contra los yihadistas.

Mustafa Bali, vocero de las FDS dijo que las fuerzas estadounidenses «dejarán las áreas para convertirlas en una zona de guerra».