Estados Unidos retiró este miércoles sus sanciones contra Nord Stream 2, la empresa constructora de un gasoducto entre Rusia y Alemania, la cual es controlada por Moscú y, anteriormente, había sido declarada por Washington como un riesgo geopolítico para la seguridad.

En tanto, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, se reunió por primera vez cara a cara con su par ruso, Serguei Lavrov, y se comprometieron a bajar la tensión bilateral.

Blinken dijo en una carta al Congreso que la renuncia a las sanciones originales establecidas para Nord Stream 2 AG, con sede en Suiza, y su director ejecutivo, Matthias Warnig, “está en el interés nacional de los Estados Unidos”, según informó la agencia de noticias AFP.

No obstante, el Departamento de Estado aprobó sanciones contra varios buques y pequeñas empresas y organizaciones implicadas en la construcción y administración del oleoducto, lo que confirma la política de gestos y castigos que hasta ahora mantiene el presidente Joe Biden con Rusia.

La medida, sin embargo, alivió las crecientes tensiones entre Washington y Berlín en torno al proyecto, que Alemania y otros países europeos consideran crucial para garantizar el suministro de energía a largo plazo en la región.

Alemania había rechazado la inminente imposición de sanciones por considerarla una injerencia en sus asuntos internos.

Por eso, el ministro de Relaciones Exteriores alemán Heiko Maas, recibió este miércoles la esperada medida como un paso conciliador: “Entendemos que las decisiones que se han tomado en Washington tienen en cuenta la relación realmente extraordinaria que se ha construido con el Gobierno de Biden”.

El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, también recibió con satisfacción la decisión de la Casa Blanca, aunque no evitó la ironía que viene marcando el tono de la relación bilateral: “Es mejor que leer anuncios de nuevas sanciones, sería ciertamente positivo”.

En cambio, la medida fue criticada por el senador republicano Jim Risch, que calificó la exención como “un regalo para (el presidente ruso Vladimir) Putin que sólo debilitará la influencia de Estados Unidos en la preparación de la inminente cumbre Biden-Putin”.

Con este gesto de fondo, los dos jefes de la diplomacia de Estados Unidos y Rusia, Blinken y Lavrov, se vieron cara a cara por primera vez y se reunieron en un encuentro bilateral, al margen de una cumbre del Consejo del Ártico celebrada en la capital de Islandia.

“Buscamos una relación estable y predecible con Rusia”, dijo Blinken a Lavrov, haciéndose eco de los comentarios hechos por el presidente Joe Biden, quien propuso una cumbre con el líder ruso Vladimir Putin el próximo mes.

“Creemos que eso es bueno para nuestra gente, bueno para los rusos y, de hecho, bueno para el mundo”, agregó el funcionario estadounidense.

Lavrov recogió el guante, apoyó la apertura de un mejor diálogo, pero destacó que éste debe ser “honesto”, en referencia a la imposición de nuevas sanciones contra figuras rusas decretado por el presidente Biden en sus primeros meses en el Gobierno.

“Estamos dispuestos a hablar de todo tipo de temas, sin excepción, siempre que el diálogo sea honesto y se base en el respeto mutuo”, aclaró el canciller ruso.