El gobierno de Estados Unidos acusó a dos ex empleados de Twitter de actuar como agentes sauditas y usar su posición en la red social y su acceso a los sistemas internos de la plataforma para espiar a favor del país árabe, según informó hoy la prensa estadounidense.

Ali Alzabarah y Ahmad Abouammo obtuvieron información sobre ciudadanos estadounidenses y disidentes sauditas que se oponían a las políticas del reino y sus líderes, explicó la acusación formalizada ayer por el Departamento de Justicia norteamericano.

El caso, que publicó hoy The New York Times, no solo es el primero que implica a agentes sauditas actuando dentro de los Estados Unidos, sino que demuestra que las propias empresas tecnológicas estadounidenses pueden ser penetradas desde adentro.

Además, para el diario, la causa es otra muestra del esfuerzo que el príncipe heredero Mohammed bin Salman y sus asesores llevan a cabo para silenciar a los críticos, tanto dentro del reino como en el extranjero, como sucedió el año pasado con el periodista crítico Jamal Khashoggi, del Washington Post, asesinado por agentes sauditas en Estambul.

Alzabarah, ingeniero, trabajaba en una posición que le daba acceso a información personal y datos de cuentas de millones de usuarios, mientras que Abouammo tenía un puesto gerencial y podía ver las direcciones de correo electrónico y los números de teléfono de las cuentas de Twitter.

La red de microblogging difundió un comunicado en el que sostuvo que la empresa «limita el acceso a información confidencial de la cuenta a un grupo limitado de empleados capacitados y examinados».

Asimismo, confirmó que ambos hombres trabajaron en la compañía hasta 2015.

Según la acusación, los dos ex empleados comenzaron a mantener comunicaciones con un funcionario saudí en 2014, y luego fueron entrenados para obtener información por una persona vinculada a un miembro de la familia real.

Sobre Alzabarah recae la sospecha de haber revisado las cuentas de 6.000 usuarios, entre ellos la de Omar Abdulaziz, un destacado disidente saudita y confidente del periodista Khashoggi.

Abouammo, en tanto, se reunió en Londres con un funcionario saudita y una semana después comenzó indagar en los datos de algunos usuarios, entre ellos un crítico de la familia real que tenía más de un millón de seguidores en Twitter.