Siria se prepara para despedir uno de los años más cruentos debido a su actual situación de guerra. Es que la misma se ha convertido en una compleja batalla de «todos contra todos», en las que participan gobierno, rebeldes, islamistas y potencias extranjeras que no hacen sino complicarse con la aparición de la aviación rusa.

El 2015 para el país oriental cierra con más de 55.000 personas muertas. Dentro de esa cifra, son 2.500 los niños que se encuentran como víctimas, según anunció el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

La organización no gubernamental con sede en Reino Unido, que cuenta con una extensa red de fuentes en Siria, añadió que más de 260.000 personas fallecieron desde el inicio del conflicto, en marzo de 2011.

En el conjunto del año que se va fallecieron 55.219 personas, de las cuales 13.249 eran civiles, incluidos 2.574 niños. El balance de víctimas, aunque es inferior al de 2014, cuando la guerra se cobró 76.021 vidas, representa una altísima y preocupante estadística.

La mayoría de los muertos eran combatientes, entre ellos 7.798 rebeldes y más de 16.000 yihadistas del grupo Estado Islámico (EI), del Frente Al Nusra —la rama siria de Al Qaeda— o de milicias asociadas en su lucha contra el régimen de Bashar al Asad.

El régimen perdió 17.686 combatientes en combate, incluidos 8.800 soldados del ejército, más de 7.000 miembros de las milicias pro-Asad y 378 hombres del movimiento chiita libanés Hezbolá, aliado de Damasco.

También murieron 1.214 combatientes extranjeros, según el OSDH, que explicó que 274 cadáveres no pudieron ser identificados.

Desde el inicio del conflicto, que comenzó con la dura represión de manifestaciones pacíficas y se convirtió en una guerra que implica a numerosos actores, la ONG contabilizó la muerte de 260.758 personas, entre ellas 76.000 civiles.

También murieron 40.121 yihadistas en combates con las fuerzas del régimen y por los ataques de las aviaciones estadounidense y rusa, que bombardean a los grupos extremistas en Siria.