La coalición Azul y Blanco, encabezada por Benny Gantz, se alzó con 33 escaños, uno más que el Likud del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en las elecciones parlamentarias del 17 de septiembre pasado, según el resultado definitivo de esos comicios. El parlamento israelí (Knéset) tiene 120 escaños.

Netanyahu tiene el apoyo de 55 parlamentarios para ser primer ministro, mientras que 54 apoyan a Gantz. El presidente Reuven Rivlin, que recibió formalmente los resultados el miércoles, está intentando que Gantz y Netanyahu alcancen un acuerdo para un gobierno de unidad.

El calendario es especialmente importante para Netanyahu, que se enfrenta a posibles cargos de corrupción en las próximas semanas. Un primer ministro no tiene la obligación de dimitir si es imputado, solo debe hacerlo en el caso de que le condenen y de que haya agotado todos los recursos posibles.

Los equipos negociadores de ambas formaciones mantuvieron este martes su primer encuentro y los dos líderes deberán reunirse hoy con Rivlin para informarle de los avances.

El presidente Rivlin intenta que Netanyahu y Gantz logren pactar un Gobierno de unidad nacional, probablemente con alternancia entre el Likud y Azul y Blanco en la jefatura de gobierno, fórmula que ya se ha aplicado en el pasado en Israel.

Según la prensa israelí, los negociadores de los bloques mayoritarios analizaron posibilidades de alternancia, reparto de ministerios y cuestiones de separación de religión y Estado, como el transporte público en el feriado de los sábados y el matrimonio civil, inexistente en el país.

El Likud insiste en negociar como parte del bloque de derechas y religioso, con el que tiene un acuerdo de unidad para gobernar, algo que dificulta los pactos porque Azul y Blanco tiene planteos que chocan con los ultrarreligiosos y además no quiere que Netanyahu sea primer ministro mientras pesen sobre él acusaciones de corrupción, señalan los analistas políticos locales.