Patricia, señalado como el mayor huracán registrado por la meteorología, se degradó este sábado a tormenta tropical al internarse en México, donde ha dejado daños menores a los previstos aunque el oeste y norte del país son afectados por fuertes lluvias.

Unas horas después de que el fenómeno tocara tierra, los reportes de autoridades locales daban cuenta solo de daños materiales como derribo de árboles y postes en las calles, deslaves en carreteras, subida en los niveles de ríos y represas y destrucción de cultivos.

Según el reporte del Centro Nacional de Huracanas de Estados Unidos (NHC), los vientos máximos sostenidos de Patricia se debilitaban a cerca de 80 km/h y se espera que pierda aún más fuerza a medida que se interna en México.

En el centro vacacional de Puerto Vallarta (oeste), donde el viernes se estimaba había 21.000 turistas nacionales y 7.000 extranjeros, aunque muchos salieron, la circulación había sido reabierta la mañana de este sábado en el Malecón y algunos negocios ya habían abierto, constató la agencia AFP.

En una banca del Malecón, Francisco Javier Quintero respira ya tranquilo luego de una noche de angustia, mientras envía por teléfono fotos a sus amigos para mostrarles que el sitio está intacto.

«Ya pasó lo peor, ahorita nada más se sienten los remanentes del huracán; el mar está un poco agitado», dice Quintero, un comerciante de unos 60 años que envió a su familia a casa de su hermana, en una zona elevada de Vallarta, mientras él se quedó para resguardar su casa por miedo a posibles robos.

«Tal vez se exageró (la advertencia de que Patricia era potencialmente catastrófica), pero mejor así, prevenirnos», añade Rubén Fregoso, amigo de Quintero y dueño de un restaurante que esta mañana reabrió sus puertas.

Las calles lucían con algunos charcos pero libres de obstáculos para el transporte público que reanudó su servicio a medida que este puerto vacacional del estado de Jalisco (oeste) volvía a la normalidad luego de que la tarde del viernes quedó prácticamente desierto.

En su balance inicial, autoridades locales y federales han señalado que Patricia ha causado daños materiales menores a lo esperado y no se han reportado ni muertos ni heridos en las poblaciones en la zona de impacto del fenómeno, principalmente los estados costeros de Jalisco, Nayarit y Colima.

«Los primeros reportes confirman que los daños han sido menores a los correspondientes a un huracán de esta magnitud», dijo en la noche del viernes el presidente Enrique Peña Nieto en un mensaje televisado, en el que pidió de todas formas no «bajar la guardia».

Potencialmente catastrófico

En su recorrido final por el Pacífico, Patricia registró vientos máximos sostenidos de 325 km/h, lo que lo hacía el mayor huracán registrado en la historia de la meteorología mundial, superior al tifón Haiyan que en 2013 devastó Filipinas.

El fenómeno fue considerado como potencialmente catastrófico pero tras tocar tierra en una zona poco poblada de Jalisco como huracán 5, nivel máximo de la escala Saffir-Simpson, se topó con la Sierra Madre Occidental y rápidamente empezó a perder fuerza.

El sábado Patricia provocaba intensas precipitaciones en el oeste y norte del país, principalmente Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero y no se descarta el riesgo de que provoque inundaciones y deslaves a su paso.

En otro punto de Jalisco, donde la noche del viernes había 6.333 personas en albergues, se desbordó el río Atenguillo afectando 20 casas de una comunidad de unos 4.000 habitantes, según reportes de autoridades de protección civil locales.

«Los daños han sido menores a lo esperado» en la infraestructura hotelera, dijo la noche del viernes a la televisora Milenio el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, tras una primera revisión de centros vacacionales de la zona, principalmente Puerto Vallarta.

En la carretera que une a la ciudad de Colima con el puerto de Manzanillo (oeste) se observaron algunos encharcamientos de hasta 30 centímetros, rocas de mediano tamaño producto de deslaves y decenas de árboles doblados o caídos y anuncios derribados, pero nada que impidiera el paso de vehículos.

El NHC pronostica que el fenómeno, localizado a unos 55 kilómetros al noreste de Zacatecas, se degradará a depresión tropical en el transcurso de este sábado y por la noche se disipará.

Por su ubicación geográfica, México es susceptible de ser golpeado entre mayo y noviembre por huracanes tanto en su costa del Pacífico como del Atlántico.

En 2013, mientras el huracán Manuel golpeaba por el Pacífico, la zona del Atlántico era azotada por el ciclón Ingrid, dejando ambos fenómenos 157 muertos y al menos 1,7 millones de damnificados.