El equipo que asumirá en una semana el gobierno mexicano advirtió que se opone a la política de «tercer país seguro» que permitiría a migrantes centroamericanos permanecer en México mientras se procesa su pedido de asilo en Estados Unidos y aseguró que no hay un acuerdo con Washington para implementarla.

El gobierno entrante «no considera en sus planes que México asuma la condición de tercer país seguro para la atención de los migrantes centroamericanos o de otros países, que se encuentran en territorio de México o para los que lo hagan en el futuro», afirmó la designada secretaria de Gobernación (ministra del interior), Olga Sánchez Cordero.

Quien será la principal ministra política del gabinete del presidente electo Andrés López Obrador subrayó que al respecto «no existe acuerdo de ningún tipo entre el futuro gobierno federal de México y el de Estados Unidos».

Sánchez Cordero desmintió de ese modo versiones publicadas la semana pasada por medios estadounidenses, según las cuales un acuerdo de ese tipo estaba siendo negociado por el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, y el canciller designado por López Obrador, Marcelo Ebrard.

«La prioridad para el próximo gobierno es el respeto a los derechos humanos de los migrantes centroamericanos y la responsabilidad de protegerlos es de las autoridades locales y federales», agregó la futura funcionaria.

No obstante, el presidente norteamericano, Donald Trump, dijo ayer que «los migrantes en la frontera sur no serán admitidos en Estados Unidos hasta que sus solicitudes sean aprobadas individualmente en los tribunales».

«Solo permitiremos a los que vienen a nuestro país legalmente», en tanto los que no estén autorizados «todos se quedarán en México», y «si por alguna razón se hace necesario, vamos a cerrar nuestra frontera sur», advirtió el jefe de la Casa Blanca.

López Obrador asumirá la presidencia de México el sábado próximo.