El primer ministro en funciones de Líbano, Hassan Diab, pidió hoy ayuda a la comunidad internacional y advirtió que el país está «al borde del desastre» y «a pocos días del estallido social», lo que podría tener un impacto para la estabilidad de la región.

La nación árabe de Medio Oriente se encuentra sumida en una grave crisis política y económica que llevó al Banco Mundial a afirmar en junio que la situación del Líbano es una de las peores registradas a nivel mundial desde mediados del siglo XIX, con una caída drástica de cerca del 40% del PBI per cápita desde 2018.

La crisis coincide con pandemia de coronavirus, que en el Líbano suma más 546.000 contagios y cerca de 8.000 muertos, y las autoridades alertaron en los últimos días que la variante Delta, más contagiosa que las versiones anteriores, ya está en el país.

«La situación está clara. Líbano y los libaneses están tambaleantes al borde del desastre», dijo Diab durante un discurso ante embajadores y representantes diplomáticos extranjeros en Beirut.

«Los libaneses están haciendo frente solos a este oscuro destino», agregó Diab, antes hacer un pedido a la comunidad internacional para que «salve al Líbano».

Agregó que «nadie podrá quedar al margen del peligro del colapso» en el país, cuya estabilidad «supone un ancla para la estabilidad en la región», informó la agencia de noticias AFP.

«Con cerca de 1,5 millones de desplazados sirios y cientos de miles de refugiados palestinos, sería difícil predecir el impacto del colapso de la estabilidad en el Líbano», expresó Diab antes de recordar que la posibilidad de recibir ayuda humanitaria fue vinculada a la formación del nuevo Gobierno.

«El hecho de vincular la ayuda a Líbano a la formación del nuevo Gobierno se ha convertido en una amenaza para la vida de los libaneses y para la entidad libanesa», explicó Diab, en medio del estancamiento de las conversaciones por las tensiones entre el presidente y el primer ministro encargado, Michel Aoun y Saad Hariri, respectivamente.

Diab se encuentra en funciones desde que presentó su dimisión en agosto de 2020 a raíz de manifestaciones que estallaron tras una serie de explosiones en el puerto de Beirut, suceso que se saldó con más de 200 muertos y enormes daños materiales en la ciudad y las instalaciones, principal punto para la importación de bienes en el país.

El líder del movimiento chiita Hezbollah, Hassan Nasrallah, apuntó ayer que durante los próximos días habrá varias reuniones «decisivas» para el futuro de la formación del Ejecutivo.

«Hay una crisis del sistema en el Líbano y la crisis gubernamental es un reflejo de esta crisis. También hay una crisis política, corrupción desenfrenada, robos y monopolio», enumeró Nasrallah antes de criticar a Estados Unidos por «imponer un cerco a Líbano e impedir la ayuda internacional» a través de sanciones y presiones políticas.

Hezbollah forma parte de la coalición del Gobierno saliente.