El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokayev, anunció este martes que las tropas rusas que llegaron al país para ayudar a frenar los disturbios estallados el 2 de enero por la subida del precio del gas comenzarán a abandonar el territorio «en dos días».

«La principal misión de las fuerzas de paz de la OTSC ha sido concluida con éxito», declaró Tokayev, en alusión a los soldados de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, una alianza militar de países de Asia Central liderada por Rusia.

«En dos días comenzará el retiro paulatino del contingente de paz de la OTSC. El proceso de salida no tardará más de 10 días», agregó el mandatario de 68 años en una videoconferencia con el Gobierno y el Parlamento de ese país de Asia Central.

«Creo que ha llegado el momento de rendir homenaje al pueblo de Kazajistán y apoyarlo de manera sistemática y regular», dijo, agregando que se pedirá a «empresas muy rentables» que aporten dinero a un fondo estatal.

En el mismo discurso, Tokayev prometió llevar a cabo reformas, frenar la inflación e impulsar los salarios, mientras la antigua república soviética, rica en hidrocarburos, padece la peor crisis de su historia reciente, informó la agencia de noticias AFP.

La semana pasada, Kazajistán vivió protestas inéditas desde su independencia en 1991 y la disolución de la Unión Soviética, que empezaron como reclamos pacíficos contra la subida de precios de la energía en el oeste del país y desataron una ola de manifestaciones que dejó más de un centenar de muertos y unos 10.000 detenidos.

Kazajistán y Rusia los calificaron de intento de golpe de Estado con la ayuda de «terroristas» islamistas extranjeros, aunque aún no aportaron pruebas que respalden esta afirmación.

A petición de Tokayev, la OTSC, dirigida por Moscú, desplegó tropas para poner orden y reforzar a las autoridades.

Este contingente, compuesto por más de 2.000 soldados, fue enviada en el momento álgido de la crisis, la semana pasada, después de que los enfrentamientos armados entre los opositores al Gobierno y las fuerzas de seguridad y una oleada de saqueos dejaran irreconocibles partes de la mayor ciudad del país, Almaty.

La decisión de enviar tropas fue una novedad para la OTSC, que Moscú promociona como un equivalente de la OTAN, pero hasta ahora reacia a interferir en los disturbios de Asia Central.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, había advertido la semana pasada que «una vez que los rusos están en tu casa, a veces es muy difícil conseguir que se vayan».

El expresidente Nursultan Nazarbayev, de 81 años, aún no apareció públicamente desde que comenzó la crisis.

Un allegado dijo que estaba en la capital, Nursultán, y dialogando con Tokayev.

Las hijas, yernos y nietos de Nazarbayev controlan cargos y sectores económicos muy importantes.

El exjefe del comité de seguridad nacional, Karim Masimov, un aliado clave de Nazarbayev, a través del cual se perpetuaba su influencia, fue detenido el sábado.

Tokayev parece haber reforzado aún más su posición, respaldando al primer ministro en funciones, Alijan Smailov, para que asuma el cargo de forma permanente, un nombramiento que obtuvo el apoyo unánime de los legisladores.

Tokayev también culpó al comité anteriormente controlado por Masimov de abandonar las ciudades de Kazajistán durante la crisis.

«A pesar de contar con un arsenal militar suficiente, sin entrar en combate, abandonaron los edificios, dejando allí armas y documentos secretos», dijo Tokayev, prometiendo reformar las estructuras de seguridad para que la «defensa de los ciudadanos» sea su máxima prioridad.

«Se desató una guerra terrorista contra nuestro país», dijo Tokayev. «Podríamos haber perdido el país».

Muchos residentes de Almaty recibieron con alivio a las tropas rusas.

«Celebro la cooperación con Rusia. Creo que no hay ninguna amenaza para nuestra soberanía», decía Roza Matayeva, una profesora de inglés de 45 años.