Desde el 2021 la Comisión Europea viene trabajando sobre un marco regulatorio sobre la Inteligencia Artificial (IA). Finalmente, este miércoles, ha ratificado la primera ley de inteligencia artificial del mundo, que aún deberá ser refrendada por el Consejo de la Unión Europea en las próximas semanas.

Con 523 votos a favor, 46 en contra y 49 abstenciones, la Eurocámara ha avalado así el acuerdo que a finales del año pasado cerró un grupo de representantes de las tres instituciones comunitarias y que requería aún el visto bueno del pleno del Parlamento Europeo.

Esta importante y necesaria ley intenta ser la impulsora y generadora de nuevas leyes regulatorias para la IA. De ser aprobada por el Consejo de la UE entraría en vigor en el año 2026.

El comisario europeo de Mercado Interior e impulsor de la iniciativa, Thierry Breton celebró “el abrumador apoyo del Parlamento Europeo a nuestra ley de inteligencia artificial, la primera norma global y vinculante del mundo para una inteligencia artificial fiable”.

Limitar el uso de la inteligencia artificial

Dentro de la reciente ley se “prohíbe la vigilancia masiva en espacios públicos”, pero permite que las fuerzas del orden puedan emplear las cámaras de identificación biométrica, “con previa autorización judicial, para prevenir una amenaza terrorista inminente. También para localizar o identificar a una persona que haya cometido delitos de terrorismo, tráfico de personas, explotación sexual o, por ejemplo un crimen medioambiental, así como para buscar a las víctimas de estos delitos”.

En paralelo, el reglamento establece una serie de obligaciones para los sistemas de inteligencia artificial generativa en los que se basan programas como ChatGPT, de la empresa OpenAI, o Bard, de Google. En concreto, tendrán que especificar si un texto, una canción o una fotografía se han generado a través de la inteligencia artificial y garantizar que los datos que se han empleado para entrenar a los sistemas respetan los derechos de autor.

Además, se identifica toda una serie de sistemas de inteligencia artificial de alto riesgo que solo se podrán comercializar si sus desarrolladores garantizan que respetan los derechos fundamentales. Por ejemplo, los que puedan influir en el resultado de unas elecciones o los que empleen las entidades financieras para evaluar la solvencia y la calificación crediticia de los clientes.

La norma también prevé la creación de la Oficina Europea de Inteligencia Artificial, que coordinará el uso de la tecnología entre las autoridades nacionales y que estará asesorada por un panel de científicos y de organizaciones de la sociedad civil.

Manuel Moreno, director de TreceBits, medio especializado en internet y redes sociales resaltó la importancia de la regulación. «No es solamente una norma que limite el uso, sino que lo que hace es proteger los derechos y libertades de las personas para que puedan sacarle más partido a la inteligencia artificial, y lo que hace también es beneficiar y fomentar que tanto las empresas, los desarrolladores y los productores puedan desarrollar programas de inteligencia artificial que sean más beneficiosos para todos. El objetivo no es que se frene su desarrollo, sino que se lleve a cabo de una manera adecuada para todos«.