El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, llevó hasta el Vaticano su estratagema sobre los derechos humanos, en un intento de montar a la Iglesia Católica en su cruzada en contra de China. El Papa Francisco, sin embargo, rechazó la solicitud de audiencia de Pompeo, aparentemente porque están a prontas a suceder las elecciones en Estados Unidos. Otros en el Vaticano fueron más directos, y le dijeron a la agencia de noticias estadounidense Catholic News Service el 22 de septiembre que luego de 30 años de esfuerzos para conseguir el modo de ayudar a los católicos en China, el Vaticano nunca va a aceptar órdenes de Pompeo.

El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, le dijo a los periodistas el 14 de septiembre: “con China, nuestro interés actual es el de normalizar la vida de la iglesia tanto como sea posible, asegurar que la iglesia pueda llevar una vida normal, que para la Iglesia Católica significa también mantener relaciones con la Santa Sede y el Papa”. Aunque el Vaticano también está preocupado por los temas como la “coexistencia pacífica y superar las tensiones”, dijo, el acuerdo actual está enfocado en el “tema eclesiástico” del nombramiento de los obispos.