El papa Francisco recordó hoy el «desastre» que significó el accidente de la central nuclear ucraniana de Chernobyl en 1986, al tiempo que expresó su «reconocimiento» a los socorristas que participaron.

«Saludo a los peregrinos venidos de Ucrania y de Bielorrusia en ocasión de la conferencia internacional en el 30 aniversario de la tragedia de Chernobyl», exclamó el pontífice en la Audiencia General en Plaza San Pedro.

«Mientras renovamos la oración para las víctimas de aquel desastre, expresamos nuestro reconocimiento a los socorristas y a todos las iniciativas con que se trató de aliviar el sufrimiento y los daños», agregó Francisco ante unos 27 mil fieles.

Asimismo, el obispo de Roma recordó que el pueblo de Ucrania «sufre hace tiempo por las consecuencias de un conflicto armado olvidado por tantos. Como saben, invité a la Iglesia de Europa a apoyar la iniciativa que impulsé para ayudar a esa emergencia humanitaria», en referencia a la colecta que convocó el pasado 2 de abril.

«Agradezco anticipadamente a todos los que contribuirán generosamente a la iniciativa, que tendrá lugar el próximo domingo 24», agregó.

«Pienso en particular en el drama de los que sufren las consecuencias de la violencia en Ucrania: en los que permanecen en las tierras devastadas por las hostilidades que han causado ya varios miles de muertos, y en los más de un millón que fueron empujados a dejarlas por la grave situación que perdura», dijo Francisco a mediados de abril, tras convocar a la colecta.

Más de 9.000 personas, entre combatientes y civiles, murieron en los casi dos años que dura el conflicto en el este de Ucrania, según los últimos datos de la ONU.

Casi un año después de la firma de los acuerdos de paz de Minsk, continúan las tensiones entre el Ejército ucraniano y los paramilitares aliados, por un lado, y los separatistas pro rusos de las provincias orientales de Donetsk y Lugansk, lindantes con Rusia.

Los dos grupos se mostraron incapaces de mantener el alto el fuego pese a las numerosas treguas declaradas en el marco del llamado Grupo de Contacto para Ucrania, único foro de diálogo directo entre las partes en conflicto, que incluye también a Moscú y las potencias europeas.

Rusia y los rebeldes ucranianos acusan a Kiev de negarse a ejecutar la parte política de los acuerdos de paz, es decir, el compromiso a una reforma constitucional, una descentralización del poder estatal, una amnistía generalizada y la concesión de estatus especial a las zonas controladas actualmente por los separatistas.

Por su parte, Kiev se niega a reconocer la legitimidad de las autoridades separatistas y exige a Moscú, principal aliado de estas milicias, que retire sus soldados del este de Ucrania, pese a que el gobierno ruso nunca reconoció públicamente que haya enviado a militares a pelear en el país vecino.