Desde que descendió del avión en Sri Lanka, el papa Francisco causó sensación. Y debido al ritmo lento bajo el sol en el papamóvil, tuvo que recortar algunos protocolos y reuniones que tenía programadas, como el encuentro con los obispos, según confirmó el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, quien dijo que el encuentro había sido cancelado debido a un retraso en la agenda, mientras que una fuente de seguridad de Sri Lanka que pidió no ser identificada dijo a la agencia de noticias AFP que el pontífice parecía «exhausto» tras el trayecto.

A su vez, el Papa exhortó al «respeto de los derechos humanos» y a «la búsqueda de la verdad» en Sri Lanka, en el comienzo de una visita de dos días a este país en el que aún no cicatrizaron las heridas de una larga guerra civil.

Francisco, que posteriormente viajará a Filipinas, predicará por la reconciliación y la unidad durante esta visita que tiene lugar justo después de la sorpresiva elección de un nuevo presidente.

En este país aún dividido entre cingaleses (mayoría) y tamiles, la Iglesia juega un rol particular puesto que hay católicos en ambas comunidades.

El Papa evocó la reconciliación desde su llegada al aeropuerto de Colombo en un país marcado por 37 años de conflicto en el cual se enfrentaron el ejército y la guerrilla tamil, derrotada en 2009.

«La gran obra de reconciliación debe incluir la mejora de las infraestructuras y cubrir las necesidades materiales pero, también, y es lo más importante todavía, promover la dignidad humana, el respeto de los derechos humanos y la plena integración de todos los miembros de la sociedad«, declaró.

Los derechos humanos constituyen un tema extremadamente sensible en Sri Lanka, cuyos dirigentes han rechazado colaborar con la ONU en la investigación sobre las alegaciones de crímenes de guerra cometidos contra civiles al final del conflicto.

«El proceso de curación demanda incluir la búsqueda de la verdad», subrayó. El Papa fue recibido en el aeropuerto de Colombo por el nuevo presidente Maithripala Sirisena, quien acaba de entrar en funciones y prometió una investigación independiente sobre estas acusaciones de crímenes de guerra que habrían sido perpetrados bajo la presidencia de su predecesor, Mahinda Rajapakse.

«Todos los miembros de la sociedad deben trabajar juntos, todos deben tener voz. Todos deben ser libres de expresar sus preocupaciones, sus necesidades, sus aspiraciones y sus miedos», continuó el Papa.

Mostrando buen aspecto y sonriente, señaló por otra parte a los periodistas franceses que siguen su desplazamiento que «había rezado por Francia y volverá a hacerlo» tras los atentados en los que murieron 17 personas la semana pasada.

El Asia privilegiada

En Sri Lanka, país que cuenta con 70% de budistas, 12% de hindúes, 10% de musulmanes y 7% de cristianos, el diálogo interreligioso deberá tomar nota del mensaje del papa.

Hoy el Papa se reunirá con responsables budistas, hindúes y musulmanes del país. La violencia religiosa se ha multiplicado en los últimos años en la isla, donde grupos budistas radicales han atacado iglesias y mezquitas para denunciar, según ellos, la influencia de estas minorías religiosas.

Mañana el Papa celebrará una misa al borde del mar en Colombo a la acudirían alrededor de un millón de personas. En esta ocasión, canonizará al primer santo de Sri Lanka, Joseph Vaz, un misionero llegado de India a fines del siglo XVII, quien con la ayuda del rey budista hizo cesar las persecuciones contra católicos.

El jueves viajará a Filipinas, con 85% de católicos, donde se decretaron cinco días feriados por su visita en Manila y se esperan inmensas multitudes durante su estancia.