El papa Francisco afirmó hoy que «la riqueza y el poder, si se experimentan como un privilegio, se convierten en instrumento de corrupción y muerte».

«La riqueza y el poder son realidades que pueden ser buenas y útiles para el bien común, si se pone al servicio de los pobres y de todos, con justicia y caridad. Pero cuando, como ocurre con demasiada frecuencia, se experimentan como un privilegio, con egoísmo y arrogancia, se convierten en instrumentos de corrupción y muerte», alertó el pontífice argentino durante la audiencia general de los miércoles en Plaza San Pedro ante unos 20.000 fieles.

En ese marco, planteó además que «sin la dimensión del servicio, el poder se convierte en arrogancia y opresión».

«Si no hay justicia, misericordia y respeto a la vida, la autoridad se queda en mera codicia, que destruye a los demás en su afán de poder», agregó el obispo de Roma durante su mensaje, al tiempo que puso en alerta cuando «la sed de poder se vuelve codicia».

En esa dirección, Francisco criticó a quienes «por tener más plata explotan a los pobres, a la gente. Es la historia de la trata, la del trabajo esclavo, la de la pobre gente que trabaja en negro. Es la historia de los políticos corruptos que quieren más, y más y más».

«Qué bello sería que los poderosos y explotadores de hoy pidieran perdón», agregó.

«Pero la misericordia puede vencer el pecado», resaltó, al tiempo que pidió «que el ejemplo de Jesús transforme nuestra concepción de poder para que siempre vivamos nuestra responsabilidad como un servicio, en el que manifestar su misericordia a los demás».