El papa Francisco arremetió hoy contra los fabricantes y traficantes de armas que, según dijo, están «manchados con la sangre de tantos inocentes».

Durante la audiencia general celebrada en la plaza de San Pedro en el Vaticano, Francisco volvió a denunciar el tráfico de armas al recordar que en estos días se conmemora en Asia el final de la II Guerra Mundial.

El Papa pidió que «en el mundo de hoy no se experimenten los horrores y los terribles sufrimientos de tragedias como esta».

Aunque destacó que, por desgracia, las sigue «experimentando» y recordó las «minorías perseguidas, los cristianos perseguidos y la locura de las destrucción».

Y criticó a «aquellos que fabrican y que trafican con armas. Armas ensangrentadas. Manchadas con la sangre de tantos inocentes», reproduce la agencia EFE.

«¡Qué no haya más guerras! Este es el grito de nuestros corazones, de los corazones de todos los hombres y mujeres de buena voluntad», agregó.