El opositor ruso Alexey Navalny, detenido el domingo a su regreso a Rusia, será juzgado mañana por difamación a un veterano de la Segunda Guerra Mundial, informaron este martes sus abogados.

La Fiscalía rusa abrió en julio este caso por difamación contra Navalny, acusado de haber difundido informaciones «mentirosas e injuriosas para el honor y la dignidad» del ex combatiente.

El hombre había expresado en televisión su apoyo a un referéndum constitucional celebrado el año pasado, que le dio la posibilidad al presidente, Vladimir Putin, de extender su mandato hasta 2036.

La instrucción del caso fue suspendida durante la hospitalización del opositor en Alemania tras su presunto envenenamiento en agosto, del cual Navalni acusa al Kremlin.

El domingo pasado, al llegar a Moscú procedente de Berlín, donde estuvo recuperándose, el opositor fue detenido por haber violado los términos de su libertad condicional durante su estadía en Alemania y seguirá preso hasta el 15 de febrero.

El nuevo proceso por difamación, del cual las autoridades rusas no han hecho declaraciones, podría costarle a Navalny hasta 5 millones de rublos de multa (67.000 dólares) y hasta cinco años de prisión.

Aunque también puede ser objeto de penas más leves, como trabajos de interés general.

Navalny ya había sido advertido de que iba a ser detenido a su regreso a Rusia por violar el control judicial que se le había impuesto como parte de una sentencia de cinco años de prisión por malversación de fondos.

Desde fines de diciembre también es objeto de una nueva investigación de fraude por sospechas de haber gastado 356 millones de rublos de donaciones para su uso personal.

Navalny, de 44 años, afirma que las causas en su contra son por motivos políticos y acusa a Putin de haber ordenado su asesinato envenenándolo con un agente neurotóxico de tipo Novichok.

El Kremlin niega esas acusaciones, y hoy anticipó que «no tomará en cuenta» los pedidos de Occidente para liberarlo, informó la agencia de noticias AFP.

«Es un asunto completamente interno y no permitiremos que nadie se meta», declaró a la prensa el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, en referencia a los pedidos de Berlín, París, Washington, Bruselas y Londres.

Por otro lado, el vocero alertó sobre los «preocupantes llamados» del opositor a manifestaciones masivas para pedir su liberación.

«Esto podría ser objeto de un análisis para determinar si no se trata de llamados a acciones ilegales», indicó Peskov al recordar que las reuniones masivas están prohibidas por la pandemia y además se necesita un permiso para manifestarse.