Un millar de bomberos continuaban este miércoles su lucha sin descanso contra el inmenso incendio  que causa estragos en el centro de Portugal desde el sábado, mientras los funerales de las primeras víctimas suscitaban una gran conmoción en el país.

«El 95% del incendio está bajo control», esto es, contenido  pero no apagado, explicó ante la prensa el comandante regional de  la protección civil, Vitor Vaz Pinto. «Es un gran avance», añadió, mostrándose «optimista» para este miércoles.

La agencia meteorológica portuguesa anunció condiciones «más  favorables» para luchar contra el fuego, con temperaturas que no  superarán los 35ºC, ocho grados menos que la víspera, y una  humedad más alta que en los días anteriores.

Cerca de 1.200 bomberos, 400 vehículos y 13 aviones permanecían  movilizados en la región de Pedrogao Grande para afrontar las  llamas. Y 40 bomberos españoles, de los 100 enviados por Madrid a Portugal, acudieron a reforzar las líneas de fuego.

El martes, el incendio parecía estar bajo control cuando se  avivó de repente, obligando a las autoridades a evacuar unas 40 aldeas amenazadas por las llamas.

Las autoridades locales se preocupaban por la negativa de algunos habitantes a abandonar sus domicilios. Es el caso de una decena de habitantes con los que habló la AFP. «Tenemos que proteger las casas. He venido a ayudar a mis amigos que viven aquí», explicó Sonia Pereira, de 29 años.

Desde su inicio el sábado, el incendio causó 64 muertos y más de 200 heridos, un número inferior al del anterior balance comunicado por las autoridades.

Los primeros funerales de las víctimas comenzaron el martes a proximidad de las zonas donde las llamas seguían causando  estragos. Una multitud conmovida se congregó en la aldea de  Sarzedas de San Pedro para asistir a las exequias de seis personas  fallecidas cerca de ahí.

«Mártires», titula este miércoles el diario Correo da Manha en  su portada, en la que publica fotos de familiares llorosos, junto  a retratos de las víctimas, incluidos niños.

Las ceremonias continuarán este miércoles, en un país que  observará un minuto de silencia a las 13H00 (12H00 GMT), a  petición del presidente de la Asamblea Nacional, Eduardo Ferro Rodrigues, quien incitó a los portugueses a «manifestar su cohesión en este momento de gran dolor».

Entretanto, los agentes proseguían su labor de identificación  de los cadáveres, muy difícil a causa de su avanzado estado de  carbonización. Sólo la mitad de las víctimas fueron identificadas  hasta el momento, según las autoridades.

La prensa seguía intentando entender las circunstancias del  drama de la «carretera de la muerte», la nacional 236, donde 47  personas murieron el sábado, atrapadas por el fuego.

El primer ministro Antonio Costa reclamó «explicaciones  rápidas» a la gendarmería, a la que algunos supervivientes  acusaron de haber dirigido hacia esa carretera a un grupo de
personas que huían de las llamas.