Para 2022 los tanques de almacenamiento instalados por Tepco en la central de Fukushima alcanzarán su límite, de acuerdo a la información suministrada por el Ministerio de Medio Ambiente de Japón, por lo que evalúa como única solución verter parte del agua contaminada directamente al Océano Pacífico.

Actualmente, los tanques de Fukushima contienen 1 millón de metros cúbicos de agua contaminada.

El gobierno japonés está evaluando la posibilidad de verter directamente en el Océano Pacífico parte del agua contaminada utilizada para enfriar los reactores dañados de la central eléctrica de Fukushima. Lo confirmó el ministro japonés de Medio Ambiente, Yoshiaki Harada, durante una reunión con los medios de comunicación.

En los últimos 8 años, Tokyo Electric Power (Tepco), la empresa que administra el complejo de reactores de Fukushima, ha instalado casi 1.000 tanques para contener los 200 metros cúbicos de agua que se necesitan diariamente para enfriar las barras de combustible radioactivo. A principios de junio de 2019, Tepco anunció que a mediados de 2022 se quedaría sin espacio para almacenar el agua contaminada, lo que obligó al gobierno japonés a evaluar posibles alternativas de disposición (como el almacenamiento subterráneo o la construcción de otros tanques, que fueron descartados debido a los altos riesgos asociados a la exposición a frecuentes fenómenos sísmicos típicos de Japón).

Los tanques de almacenamiento instalados por Tepco en la central de Fukushima alcanzarán su límite en 2022: según el Ministro de Medio Ambiente de Japón, la única solución es verter parte del agua contaminada directamente en el Océano Pacífico.

Actualmente, los tanques de Fukushima contienen 1 millón de metros cúbicos de agua contaminada.

El gobierno japonés está valorando la posibilidad de verter directamente en el Océano Pacífico parte del agua contaminada utilizada para enfriar los reactores dañados de la central eléctrica de Fukushima: la confirmación vino del ministro japonés de Medio Ambiente, Yoshiaki Harada, durante una reunión con los medios de comunicación.

En los últimos 8 años, Tokyo Electric Power (Tepco), la empresa que administra el complejo de reactores de Fukushima, ha instalado casi 1.000 tanques para contener los 200 metros cúbicos de agua que se necesitan diariamente para enfriar las barras de combustible radioactivo. A principios de junio de 2019, Tepco anunció que a mediados de 2022 se quedaría sin espacio para almacenar el agua contaminada, lo que obligó al gobierno japonés a evaluar posibles alternativas de disposición (como el almacenamiento subterráneo o la construcción de otros tanques, que fueron descartados debido a los altos riesgos asociados a la exposición a frecuentes fenómenos sísmicos típicos de Japón).

En la actualidad, los tanques contienen alrededor de 1 millón de metros cúbicos de agua contaminada, mientras que la capacidad máxima del sitio, considerando la posible construcción de algunos tanques nuevos, no podría exceder los 1.37 millones de metros cúbicos.

Una vez en contacto con las barras de combustible radiactivo, el agua, tomada directamente del mar, se carga con isótopos peligrosos para el medio ambiente y la salud humana (si están presentes en altas concentraciones) como el tritio, rutenio, estroncio, cesio y yodo. Después del tratamiento adecuado, el agua contaminada debe contener sólo tritio y en porcentajes no peligrosos para el medio ambiente, sin embargo, varios análisis han encontrado la presencia de otros isótopos radioactivos y altos niveles de yodo y rutenio incluso después de los primeros procesos de filtración en las plantas de Fukushima.

Las declaraciones del Ministro de Medio Ambiente han sido parcialmente desmentidas por el portavoz del Gobierno japonés, Yoshihide Suga, quien ha subrayado el carácter “estrictamente personal” de las opiniones expresadas por Harada.

El gobierno japonés ha comisionado a un panel de expertos para evaluar todas las opciones disponibles en busca de una resolución de la crisis que no comprometa aún más la seguridad del medio ambiente y de las personas.

En agosto, el gobierno de Seúl convocó a un embajador japonés para pedir aclaraciones sobre los planes de eliminación de agua contaminada en la central eléctrica de Fukushima.

Tepco aún no ha formalizado su posición al respecto; sin embargo, la larga duración de las operaciones para sacar las barras radiactivas (cuya conclusión se espera para 2023) obligará necesariamente a la empresa energética a enfrentar otra parte más de una crisis que aparece sin fin.