La campaña de ataques con bombas y barriles explosivos que comenzó el domingo dejó más de 270 civiles muertos, entre ellos 67 niños, y centenares de heridos, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).

En Guta Oriental, sitiada por las fuerzas gubernamentales desde 2013, viven unas 400.000 personas en condiciones críticas, con casos de desnutrición y hambruna.

Los bombardeos provocaron también cuantiosos daños, en particular en varios hospitales que dejaron de funcionar.

La artillería siria disparó más de 100 obuses durante la noche y el miércoles por la mañana la aviación entró en acción nuevamente, causando la muerte de 10 civiles, entre ellos tres niños, e hiriendo a más de 200, afirmó el OSDH.

En las localidades de Arbin y Ain Turma, las fuerzas gubernamentales lanzaron barriles explosivos, un arma denunciada por la ONU y numerosas oenegés, siempre según el OSDH.

En los hospitales que no fueron alcanzados por las bombas faltan camas y los heridos son atendidos en el suelo.