Mientras que en el Parlamento los legisladores están paralizados con motivo de la inminente salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, en Washington el presidente estadounidense Donald Trump sale de una reunión con líderes del Congreso que se oponen a la realización del tan mentado muro fronterizo.

Ambas situaciones tuvieron el estancamiento como resultado, lo que pone en crisis a dos venerables democracias, tal como lo señala un artículo del The Economic Times firmado por Ellen Barry y Mark Landler.

“Rara vez la política británica y la estadounidense se han visto tan sincronizadas como en el frío amanecer de 2019, tres años después de que las victorias del Brexit y de Trump dieran la vuelta a los establecimientos políticos de las dos naciones”, expone la nota, que más adelante agrega que “los países parecen estar sujetos a un sistema meteorológico ideológico único, uno que enfrenta a las élites pro-globalización contra un interior que queda atrás”.

En el mismo sentido, otros análisis dicen que desde que el presidente de Estados Unidos “ha dejado en claro sus intenciones de establecer relaciones de cooperación con Rusia y con china, y de acabar con las guerras de ‘cambio de régimen’, los británicos lo han atacado furiosamente a través de las élites de la Otan en Europa, a través del ‘asesino jurídico’ Robert Mueller, a través de los belicistas neoliberales demócratas y republicanos neoconservadores, lo cual ha convertido cada pequeño avance en todo un año de trabajo”.

Por ello, “a pesar de los actos ejecutivos individuales de Trump, ante los ojos de los estadounidenses, el gobierno se ha vuelto incapaz de funcionar. Su política de paz y de cooperación está bloqueada por la política belicista británica”.

“En crisis de este tipo de vacío de gobiernos creíbles, muchos ciudadanos pensantes empiezan a despreciar las letanías que los liberales y conservadores recitan en sus manuales y recetarios. La población pensante busca explicaciones a los hechos en un nivel superior, histórico incluso”, agregan.

«En mi vida, Gran Bretaña nunca ha estado en un estado más frágil», dijo Matthew Goodwin, autor de ‘El populismo nacional: la revuelta contra la democracia liberal’ y agregó que «la política británica se encuentra en un estado de crisis casi ininterrumpida. Hay niveles muy altos de polarización «.

Más adelante, el analista añadió: «Ambos países han visto cómo el centro de la corriente principal está realmente exprimida» y completó afirmando que “ese mercado de ideas moderado y pluralista – ha sido desafiado”.

En tanto, Michael Lind, profesor visitante de la Escuela de Asuntos Públicos Lyndon B. Johnson en la Universidad de Texas indicó al respecto que “en Washington, Trump puede romper el punto muerto al declarar su emergencia, una aseveración arriesgada del poder ejecutivo que sería impugnada ante los tribunales pero permitiría que el gobierno reabriera sus puertas. De cualquier manera, el destino de los Estados Unidos no estará en juego”.

Además agregó que “en Londres, donde las consecuencias políticas y económicas de una salida caótica de Europa son mucho más profundas y es mucho más difícil comprometerse”.