Esta semana y la próxima el centro de gravedad de los asuntos mundiales estará en Manhattan, mientras llegan los líderes del mundo para la Asamblea General de las Naciones Unidas y el presidente Obama pretende utilizar la ocasión para impulsar la guerra.

Este lunes 28 ocupaban la lista de oradores, Barack Obama, el presidente ruso Vladimir Putin; el presidente chino Xi Jinping; el presidente francés Francois Hollande, y el presidente iraní Rouhani. A diferencia de la mayoría de las últimas asambleas generales de la ONU, los acontecimientos de este año serán históricos, ya que en el tapete están los temas de la guerra y la paz.

Despliegue ruso en Siria

Putin le ha presentado a Obama un hecho consumado, con el intenso despliegue ruso en Siria. El despliegue ruso se ha adelantado a los planes del titular de la Casa Blanca para aliarse con Turquía y Arabia Saudita a efectos de establecer una zona de vuelos restringidos para los yihadistas en el norte de Siria, con el objetivo de derrocar al gobierno de Assad y crear un paraíso salafista en la costa oriental del Mediterráneo.

Eso está ahora fuera del tapete, como resultado de la audaz y oportuna maniobra de Putin. Además del despliegue de cuanto menos dos escuadrones de cazabombarderos MIG rusos a la zona de Latakia, los ingenieros rusos llegaron ya al puerto naval de Tartous, para ampliar las instalaciones y acomodar buques de guerra rusos más grandes y barcos de abastecimiento. Putin ha terminado así con el dominio israelí sobre el espacio aéreo sirio, y le ha dicho sin rodeos al primer ministro israelí Netanyahu que Rusia no permitirá a los aviones israelíes atacar libremente a los convoyes de Hezbollah dentro del territorio sirio.

Las maniobras rusas obligaron a Obama a permitir que su secretario de Defensa, Ashton Carter, estableciera un canal de contacto directo entre los militares con sus homólogos rusos. Fuentes de la inteligencia estadounidense señalan que los drones de vigilancia rusos ya están operando sobre el territorio sirio en el que Estados Unidos ha estado activo también. Ya se ha establecido un cierto grado de contacto de “desconflicto” en el terreno, y algunos círculos militares estadounidenses sensatos proponen compartir la inteligencia con los rusos y realizar operaciones coordinadas eventuales contra el Estado Islámico y otros yihadistas.

Empecinamiento de Obama

Sin embargo, Obama nunca aceptará esa política sensata, ya que está empecinado en una confrontación con Rusia y se puede esperar que haga cualquier tipo de acción irracional en la ciudad de Nueva York para intensificar la confrontación, en vez de abrazar el ofrecimiento ruso de la genuina cooperación contra el terrorismo.

Obama aprobó el despliegue a Europa de una nueva generación de armas nucleares. La B61-12 es nominalmente un arma nuclear táctica, pero las mejoras que le hicieron le dan una mayor precisión y se pueden lanzar desde los bombarderos sigilosos que pueden llegar a las fronteras rusas. La cadena de la televisión nacional alemana transmitió un documental en donde muestra la política de Obama, que borra las líneas entre guerra convencional y guerra nuclear, y eleva enormemente el peligro de una guerra de aniquilación con Rusia. Alemania está programada para recibir 20 de las nuevas armas nucleares B61-12, y para fines de este año, los aviones de combate de la fuerza aérea alemana comenzarán a reacondicionarse para desplegar con esas ojivas nucleares, por órdenes de Estados Unidos.

El general David Petraeus, ahora asesor militar de Obama, compareció ante la Comisión de Servicios Armados del Senado a principios de semana, para promover la idea de que Estados Unidos inicie una campaña de bombardeo contra la Fuerza Aérea Siria. Recientemente había hecho un llamado para que Estados Unidos se aliara con el Frente Nusra, la franquicia oficial de Al Qaeda en Siria.

La diferencia ahora, sin embargo, es que el mundo está al borde de una guerra general y de la desintegración total del sistema financiero transatlántico. Cualquiera de esos dos eventos puede ocurrir en cualquier momento, y el único rumbo sensato para impedirlo es sacar a Obama del cargo.