La Justicia francesa condenó este jueves al ex presidente conservador Nicolas Sarkozy a un año de cárcel por financiación ilegal de campaña, tras haber excedido el límite de gastos autorizados en las elecciones presidenciales de 2012.

Sarkozy, presidente entre 2007 y 2012, que no acudió a la lectura del fallo, «continuó con la organización de mitines», pese a haber sido advertido «por escrito del riesgo de superar» el límite legal de gasto, reseñó el veredicto, citado parcialmente por la agencia de noticias AFP.

«No era su primera campaña. Ya tenía experiencia como candidato», agregó la presidenta del tribunal, Caroline Viguier, que le impuso un año de prisión, aunque le permite, según los medios, cumplirlo en su domicilio con una pulsera electrónica.

Sarkozy, de 66 años, se convirtió en marzo en el primer expresidente de la Quinta República (régimen iniciado en 1958) en ser sentenciado a prisión firme por corrupción y tráfico de influencias en otro caso.

Su defensa recurrió el fallo.

La condena se produce en el llamado caso Bygmalion, que se sumergió en las cuentas de la campaña de la presidencial de 2012, que el entonces mandatario perdió contra el socialista François Hollande.

El tribunal le impuso la pena máxima -el doble de lo que la fiscalía reclamó- al término del juicio a mediados de año por una campaña de «espectáculos a la estadounidense», en la que dejaba pasar los gastos sin preocuparse.

Los gastos se habrían ocultado luego en un montaje financiero entre el partido oficialista Unión por un Movimiento Popular (UMP) -actualmente Los Republicanos- y la empresa que organizó los eventos, Bygmalion.

Otros trece acusados a los que se les imputó por montar un sistema de doble contabilidad recibieron penas de 2 a 3 años y medio de prisión, mayores a las del mandatario a quien solo se acusó de «financiación ilegal de campaña».

«Sabía que yo sería condenado», dijo el director adjunto de la campaña, Jérôme Lavrilleux, sentenciado a tres años de prisión, dos de ellos de obligado cumplimiento, aunque se felicitó que se le condenara solo por sus «errores».

Según la acusación, durante la campaña electoral de 2012 se gastaron 42,8 millones de euros (unos 49,6 millones de dólares al cambio actual), casi el doble del límite legal.

«Es un cuento», aseguró Sarkozy durante el juicio. «Me gustaría que me expliquen en qué hice más campaña en 2012 que en 2007. ¡Es falso!», agregó. Su defensa había pedido la absolución, ya que «no firmó ninguna factura».

Sarkozy también tiene abiertos otros procesos, entre ellos por corrupción pasiva y asociación de malhechores, por la presunta financiación libia de su campaña de 2007 que lo llevó al Elíseo.

La Fiscalía Nacional Financiera (PNF) lo investiga además por tráfico de influencias y blanqueo de un crimen o un delito, en relación con sus actividades de asesoramiento en Rusia.