El Ejército sudanés y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) reanudaron este sábado sus combates en el oeste de la capital del país, Jartum, y la vecina Omdurman, tras el colapso esta semana de las conversaciones para prorrogar el alto el fuego establecido el mes pasado con la mediación de Estados Unidos y Arabia Saudita.

El gobernador del estado de Jartum, Ahmed Othman Hamza, admitió en declaraciones a Sudán TV que la situación en todo el territorio ahora mismo es de «guerra total».

Sin embargo, en un intento por llevar calma a la población, aseguró que el Gobierno está trabajando con las Fuerzas Armadas para proteger la vida de los ciudadanos, tanto de los combates como de las pandillas criminales que están saqueando la zona.

Sudán está sumergido hace años en una grave crisis política y social que se vio agravada por los combates entre el Ejército y los paramilitares, que ya dejaron unos 1.800 muertos y más de un millón de desplazados, según la ONU.

Los últimos enfrentamientos se desencadenaron el 15 de abril como parte de una lucha de poder entre el jefe del Ejército, general Abdel Fatah al-Burhan, y el de las FAR, general Mohamed Hamdan Daglo.

Los dos generales dieron un golpe de Estado en 2021 contra un gobierno civil de transición que regía el país desde el derrocamiento del ex presidente Omar al Bashir en 2019, por una ola de protestas.

Sin embargo, con el tiempo se fueron distanciando, en especial por el debate sobre integrar o no a las FAR en las Fuerzas Armadas. Los dos cuentan con patrocinadores externos en el mundo árabe: Egipto apoya a Al-Burhan y Emiratos Árabes Unidos, a Daglo.

Ambos bandos se acusaron mutuamente de violar el alto del fuego, al igual que en las decenas de treguas acordadas desde el inicio de los combates, que se desarrollan con armas pesadas en zonas urbanas densamente pobladas.

Con 45 millones de habitantes y situado en el este de África, Sudán es uno de los países más pobres del mundo y registra ya dos guerras civiles en su traumática historia, situación susceptible de volver a repetirse en el actual contexto bélico.

Según el último parte del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), más de 150.000 personas abandonaron Sudán hacia otros países vecinos desde que estallaron los combates entre las dos facciones enfrentadas.

Antes del conflicto, Sudán tenía en su territorio a más de un millón de refugiados, en su amplia mayoría procedentes del fronterizo Sudán del Sur, que se declaró independiente de la parte norte en 2011 luego de una guerra civil.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) estima que entre 2 y 2,5 millones de personas podrían empezar a pasar hambre en los próximos meses, lo que implicaría que más de 19 millones, dos quintas partes de la población, padecerán inseguridad alimentaria a corto y medio plazo.