El crecimiento de la economía china sufrió una ralentización durante el tercer trimestre, de acuerdo a datos oficiales difundidos hoy, en momentos en los que el gigante asiático atraviesa una crisis energética e inmobiliaria.

La segunda mayor economía mundial, que fue la que rebotó con mayor rapidez y fuerza tras la crisis generada por la pandemia de coronavirus, registró una expansión interanual durante el tercer trimestre de 4,9% de su Producto Bruto Interno (PBI), según indicó la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS), lo cual implicó un aumento de sólo 0,2% respecto al segundo trimestre.

Asimismo, la cifra representa una desaceleración frente al 7,9% anual del periodo anterior y es inferior a las previsiones de 5%, según informó la agencia AFP.

Pese a que la caída trimestral se explica por la mayor base de comparación del año anterior, la misma fue mayor a la esperada debido a la severidad de la crisis energética y del mercado de propiedades, que motivó también a varios economistas a revisar a la baja sus previsiones del PBI para este año.

«Debemos notar que están aumentando las incertidumbres del actual entorno internacional y que la recuperación económica interna aún es inestable y desigual», manifestó el portavoz de la ONS, Fu Linghui, en un comunicado.

Asimismo, Beijing hizo notar que no planeará incrementar la inyección monetaria en su economía, lo cual sugiere que la ralentización continuará en los próximos meses, de acuerdo a la agencia Bloomberg.

«El crecimiento se vio afectado por un declive en el sector inmobiliario, amplificado recientemente por los problemas de Evergrande», detalló Louis Kuijs, jefe de economía asiática de Oxford Economics.

El declive en el sector fue instigado por el propio gobierno, el cual, con el objetivo de reducir los riesgos financieros y el posible impacto en el resto de la economía, contrajo el ritmo de financiamiento al mismo.

Por otro lado, Evergrande, el gigante inmobiliario chino que arrastra una deuda de más de US$ 300.000 millones, afectó aún más la confianza en el sector.

No obstante, el banco central chino aseguró durante la semana pasada que cualquier riesgo por Evergrande sería “controlable”.

Otra problemática que afecta al país es el racionamiento energético que implicó apagones y cortes en la producción industrial de más de 20 provincias debido a la estricta aplicación de las metas climáticas de Beijing, y la escasez de carbón.

Esto se reflejó en los datos de la producción industrial, también difundidos hoy, que se desaceleraron a 3,1% interanual en septiembre y solo un 0,1% si se compara respecto a agosto.

Otros factores que pesaron sobre el menor ritmo de crecimiento fueron la suba de los precios internacionales de las commodities (la inflación mayorista registró en septiembre la mayor cifra interanual desde 1995) así como la estrategia de “cero covid” que implicó severas restricciones en julio y agosto tras un rebrote en los casos del virus.

“La economía tuvo diversos vientos en contra, desde la crisis en el mercado de propiedades con las dificultades en torno a Evergrande y otros desarrolladores, una crisis energética que forzó a las industrias a reducir su producción, y un número de rebrotes de Covid-19 que llevó a un endurecimiento de las restricciones”, explicó Jim Reid de Deutsche Bank.

El levantamiento posterior de las restricciones, no obstante, reactivó al consumo y representó uno de los pocos datos positivos: las ventas minoristas aumentaron 4,4% interanual respecto al 2,5% registrado en agosto.