El aumento de la violencia antisemita y de la incitación al odio ha obligado a Francia a afrontar un pasado doloroso de discriminación y prejuicio contra los judíos.

«El antisemitismo tiene raíces muy profundas en la sociedad francesa», dijo el primer ministro francés Edouard Philippe este mes después de que un prominente escritor fuera víctima de insultos antisemitas en una calle en pleno centro de París.

Un centenar de tumbas fueron profanadas la semana pasada en un cementerio judío en el este del país y pintadas antisemitas, incluyendo esvásticas, aparecieron en fachadas de edificios y comercios.

Francia, que alberga la mayor comunidad judía de Europa (alrededor de 500.000 según estimaciones), ha prometido medidas para luchar contra el resurgimiento de actos antisemitas.

Pero el problema se remonta a siglos atrás en un país con una larga historia de antisemitismo, a veces respaldado por el Estado.

Francia medieval

En el siglo XIII, en la Francia medieval mayoritariamente católica, Luis IX emitió un decreto que obligaba a los judíos a usar la «rouelle», un trozo de tela amarilla que colgaba de sus abrigos.

Los ataques soberanos autorizados contra la fe judía se hicieron más prominentes bajo Felipe IV que, en 1306, confiscó la propiedad de los judíos y los expulsó del país, a menos que se convirtieran al catolicismo.

Casi 90 años después, Carlos VI anunció que ningún judío podía seguir viviendo en su reino.

Según la historiadora Marie-Anne Matard-Bonucci, el acoso constante de la población judía era por dinero.

«Cuando (los reyes) necesitaban dinero», usaban «cualquier pretexto» para perseguir a los judíos y confiscar sus propiedades, explicó.

Pero Francia no era una excepción. Las comunidades judías de Europa en general fueron culpadas de todos los males, desde las epidemias de la peste negra hasta la contaminación del agua de los pozos.

Emancipación de los judíos

Unos años después de la Revolución Francesa, en 1791, Francia se convirtió en el primer país de la Europa en emancipar a los judíos, concediéndoles igualdad de derechos ante la ley.

«El período revolucionario fue un período de cuestionamiento de las élites del régimen anterior y de los poderes de la Iglesia», señaló Matard-Bonucci.

En este período, explica la historiadora, nació el término judeo-masónico, una supuesta coalición secreta entre judíos y francomasones.

«Como los judíos se beneficiaron de la Revolución, se comenzó a pensar que eran los responsables y que tenían relación con sociedades secretas».

«Todos los partidarios del Antiguo Régimen y los católicos más conservadores se van a mostrar hostiles con los judíos, que vuelven a convertirse, como en la Edad Media, chivos expiatorios».

El caso de Alfred Dreyfus

En la historia más reciente, el caso de Alfred Dreyfus se convirtió en un ejemplo infame de antisemitismo en Francia, revelando profundas divisiones en la sociedad a finales del siglo XIX.

El escándalo de una década reveló la profundidad del sentimiento antijudío en el país y desencadenó una crisis nacional.

Alentado por una prensa antisemita virulenta, el capitán Alfred Dreyfus, que era judío, fue condenado por traición en 1894 por falsos cargos de espionaje.

A pesar de la falta de pruebas, fue condenado a cadena perpetua en la terrible prisión de la isla del Diablo, en la Guayana Francesa, y despojado públicamente de su rango.

Durante 12 años, Dreyfus luchó para exponer el complot antisemita que lo llevó a la condena.

En 1898, el escritor Emile Zola publicó su famosa carta «Jaccuse» (Yo acuso) al presidente de la época, en la que nombraba a los funcionarios que habían incriminado a Dreyfus.

Después de que su proceso fuera revisado, Dreyfus fue exonerado y reincorporado como comandante en el ejército francés.

Para algunos judíos de Francia, el caso Dreyfus representó un triunfo de los valores republicanos sobre la discriminación, pero otros vieron el escándalo como una prueba de antisemitismo endémico.

Segunda Guerra Mundial

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el gobierno francés de Vichy colaboró con Alemania, especialmente en la deportación de judíos a campos de exterminio.

Bajo el mando del mariscal Philippe Pétain, el régimen de Vichy ejecutó a 15.000 personas y ayudó a deportar a casi 80.000 judíos.

Después de la guerra, Petain fue declarado culpable de traición y condenado a muerte, pero el general Charles de Gaulle conmutó su pena por la de cadena perpetua.

Foto: Tumbas judías profanadas en un cementerio en Francia.(afp_tickers)