La segunda caja negra del avión de Germanwings reveló que el copiloto, Andreas Lubitz, aumentó de forma voluntaria la velocidad del descenso antes de precipitar la aeronave en los Alpes franceses, con 150 personas a bordo.

«El piloto presente en la cabina utilizó el piloto automático para emprender el descenso hacia una altitud de 100 pies, y luego, varias veces durante el descenso, modificó el piloto automático para aumentar la velocidad del avión en descenso». Esta novedad la dio a conocer la Oficina de Investigaciones y Análisis de la aviación civil francesa.

El análisis de la primera caja negra, la que registra las conversaciones y los ruidos en la cabina de pilotaje, encontrada poco después de la catástrofe, había llevado a sospechar que Lubitz decidió suicidarse y arrastrar con él a la muerte a las otras 149 personas que se encontraban en el avión.

La segunda caja negra fue localizada ayer jueves por los gendarmes franceses encargados de las operaciones de búsqueda en el lugar del siniestro, ocurrido el 24 de marzo.

Esa es la caja que contiene «500 parámetros», entre ellos la velocidad, la altitud y el régimen de motor del avión. El dispositivo, del tamaño de una caja de zapatos, estaba en el fondo de un profundo barranco.

Paralelamente, la gendarmería informó el martes que no había más cuerpos en la zona del drama y que la evacuación de los restos humanos había terminado. El trabajo de los equipos seguía con la recuperación de los efectos personales de los pasajeros.

El A320 de la compañía alemana, que volaba de Barcelona a Düsseldorf, llevaba a 150 personas a bordo, entre tripulantes y pasajeros, de 20 nacionalidades distintas, principalmente alemanas y españolas.

Para hacer frente a las posibles demandas de indemnización de las familias, el consorcio de seguros de la compañía aprovisionó 300 millones de dólares, según lo indicó Lufthansa, casa matriz de Germanwings.