El presidente de Perú, el izquierdista Pedro Castillo, evitó ser destituido durante la noche de este lunes por el Congreso, dominado por la oposición derechista, al cierre de un juicio político que mantuvo al país en vilo.

Tras un extenso debate de más de ocho horas en el Congreso unicameral, en el que el mandatario presentó sus descargos antes de que 95 parlamentarios hicieran uso de la palabra, solo 55 legisladores votaron a favor de la destitución, 54 en contra y 19 se abstuvieron.

Se requerían 87 votos para ser aprobada.

La sesión parlamentaria empezó con los descargos de Castillo, quien respondió algunos de los cuestionamientos en su contra. Luego se retiró del hemiciclo y el abogado José Félix Palomino continuó haciendo los descargos.

«No existe prueba que vincule directamente al presidente con algún acto de corrupción», dijo Palomino ante el plenario.

Mientras el abogado de Castillo hablaba, la jefa del Congreso suspendió temporalmente la sesión al originarse una trifulca por un letrero colocado en su escaño por la legisladora fujimorista Vivian Olivos, que decía «vacancia ya» y que la bancada oficialista exigía retirar.

Simultáneamente, en los alrededores del edificio legislativo se desarrollaron manifestaciones en favor y en contra de la destitución de Castillo, con participación de centenares de personas.

«No ha sido aprobada la resolución de declarar la vacancia de la presidencia de la república», declaró la jefa del Congreso, la opositora María del Carmen Alva, tras la votación efectuada después de las 23 locales (1 de la Argentina), informó la agencia de noticias AFP.

Medios peruanos habían anticipado que los opositores radicales no contaban con los votos necesarios para echar del poder al gobernante, un maestro rural de 52 años, por lo que el resultado de la votación no fue sorpresivo.

«Saludo que haya primado la sensatez, la responsabilidad y la democracia. Reconozco a los parlamentarios que votaron en contra de la vacancia, y respeto la decisión de quienes sí lo hicieron», dijo Castillo en Twitter tras la votación.

«Llamo a todos a cerrar esta página y trabajar juntos por los grandes desafíos del país», agregó.

«No asumimos esto como una derrota», dijo por su parte el parlamentario Alejandro Muñante, del partido derechista Renovación Popular, que impulsó la moción de vacancia de Castillo.

La oposición acusaba a Castillo de falta de rumbo y permitir una presunta corrupción en su entorno. Además, le criticaron sus constantes crisis ministeriales que se traducen en cuatro gabinetes en ocho meses, algo inédito en Perú.

Castillo acudió al Congreso a presentar sus descargos -aunque no estaba obligado por ley- junto a su abogado, José Félix Palomino.

Ésta fue la segunda moción de vacancia contra Castillo, que asumió la presidencia en julio de 2021 tras ganar un apretado balotaje a la derechista Keiko Fujimori. En diciembre, el Congreso desestimó una medida similar.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos mostró su preocupación señalando que «la vacancia presidencial por incapacidad moral permanente carece de definición objetiva y la misma tampoco ha sido interpretada por el Tribunal Constitucional de Perú, lo cual puede afectar la separación e independencia de los poderes públicos».

Sin embargo, una destitución ronda en el aire desde su elección en 2021, cuando sus rivales denunciaron «fraude» a pesar del aval a su victoria de la OEA, la Unión Europea y Estados Unidos.

En coincidencia con el juicio político al presidente, una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos divulgada hoy por el diario La República reveló que el 79% de los peruanos reprueba el desempeño del Congreso, por sobre la desaprobación a Castillo (66%, según el último sondeo de Ipsos, tres puntos menos que en febrero).

De haber prosperado el intento opositor, Castillo habría tenido un destino parecido al de dos de sus predecesores, el centrista Martín Vizcarra, destituido por el Congreso en noviembre de 2020, y el derechista Pedro Pablo Kuczynski, quien dimitió en marzo de 2018 cuando se hizo evidente que no sobreviviría a un segundo juicio político.