Miles de pasajeros se enfrentan a retrasos y cancelaciones de vuelos de última hora en los aeropuertos británicos como consecuencia de la escasez de personal, así como demoras sin precedentes debido al control y sellado adicional de los pasaportes, impuesto tras el Brexit en los principales puertos que conectan Reino Unido con Francia.

Los aeropuertos y las aerolíneas que redujeron puestos de trabajo durante los confinamientos por la pandemia están teniendo problemas para contratar más trabajadores a medida que crece la demanda del turismo.

Además de largas colas y miles de vuelos cancelados, los problemas incluyen retrasos para pasajeros con movilidad reducida y maletas que no viajan con pasajeros o que llegan tarde y se acumulan en los aeropuertos.

La semana pasada, la terminal aérea de Heathrow, la más grande del Reino Unido, llegó a pedir a las aerolíneas que no vendan más pasajes, debido a que no pueden hacer frente al repunte de los viajes aéreos.

El aeropuerto tuvo que limitar el número de pasajeros que pueden salir cada día durante los meses pico de verano a 100.000, 4.000 menos de los programados actualmente.

Gatwick, el segundo aeropuerto más grande del Reino Unido, también tuvo que reducir el número de vuelos durante la temporada alta de verano debido a la escasez de personal.

Al comienzo de la semana los pasajeros respiraron aliviados, luego de que cientos de trabajadores de la aerolínea British Airways en el aeropuerto Heathrow cancelaron una huelga, tras llegar a un acuerdo por un aumento salarial del 8 %.

Un total de 700 trabajadores, en su mayoría personal de facturación, habían declarado el paro durante el verano boreal por un recorte salarial del 10 % impuesto durante la pandemia.

Se esperaba que la medida causara más problemas y trajera graves trastornos y cancelaciones para los pasajeros durante el ajetreado período de vacaciones.

Los veraneantes también tuvieron hasta seis horas de retrasos para atravesar el control fronterizo a través del Eurotúnel que conecta con Francia, cuyas autoridades sostienen que las largas colas son consecuencia del gran aumento de los viajes posteriores a la pandemia, combinado con los controles de pasaporte tras la salida británica de la Unión Europea (UE).

Los problemas comenzaron el fin de semana y se extendieron a lo largo de la semana, con colas masivas en los puertos de Dover y Folkestone cuando los turistas y los camioneros intentaban cruzar a Francia.

Las autoridades francesas atribuyeron los retrasos al control y sellado adicional de los pasaportes británicos.

Sin embargo, el Gobierno británico, asegura que los retrasos de los viajes son causados por una serie de factores y no necesariamente por haber abandonado el bloque europeo el 31 de diciembre de 2020.

Antes del Brexit, había mucha menos necesidad de controles rigurosos en la frontera, debido a la libertad de movimiento entre los países de la UE.

Ahora, los funcionarios franceses tienen que sellar los pasaportes y realizar una serie de controles: comprobar que el viajero no ha estado en la UE durante más de 90 días en los últimos 180 días, verificar si le quedan al menos 3 meses en su pasaporte, comprobar si el pasajero tiene un pasaje de vuelta, seguros para su viaje o dinero para quedarse en el país de destino.

Los británicos que viajen a España por ejemplo, deben tener 85 libras para gastar diariamente según las nuevas reglas.

Revisar a cada persona puede llevar hasta un minuto, en lugar de unos pocos segundos, dijo el experto en transporte Simon Calder a la cadena BBC.

Mientras que el director ejecutivo del Puerto de Dover, Doug Bannister, indicó por su parte a los medios británicos que la policía fronteriza francesa no tenía suficiente personal.

Los problemas podrían agravarse aún más el próximo año, cuando entre en vigencia para los británicos el Sistema Europeo de Información y Autorización de Viajes (Etias), un programa de exención de visas muy similar al que tiene Estados Unidos para los ciudadanos de algunas nacionalidades.