Según los resultados de un estudio que está a cargo de la cátedra “Medicina y Sociedad”, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, el adulto mayor es la población que más crece desde mediados del siglo XX en todo el mundo y nuestro país no es una excepción.

Paralelamente, se demuestra que en nuestra provincia, el uso de agrotóxicos, “por alteración de determinadas enzimas, provoca la aparición de parkinson y demencia senil”.

La doctora Graciela Enría, a cargo de la investigación «El impacto de la transición demográfica en el proceso de envejecimiento en Rosario», explicó que el trabajo que se llevó a cabo consistió en describir la situación local, teniendo en cuenta la división por distritos.

Del informe se desprende que indica que el 13% de la población de Rosario tiene más de 65 años y es en el distrito centro donde se concentra la mayor cantidad, con el 18,64%. En esta zona, por cada menor de 15 años hay dos mayores de 65 y son más mujeres que hombres. En la zona norte, los adultos mayores representan el 14,52%; en el distrito sur el 13,53%; en el noroeste el 10,62%; en el suroeste el 8,79%, y en el oeste el 8,3%.

Otro de los datos salientes del estudio es que las mujeres en el centro viven hasta los cien años y los hombres hasta los 80. En general, “se trata de profesionales y trabajadores que se desempeñaron en el comercio o el magisterio y que lograron un cierto bienestar que les permite atravesar esta última etapa de la vida en una situación de salud”, según lo explica la directora de la investigación.

Además, en los distritos más alejados del centro, se observa más vulnerabilidad, un menor nivel de educación y trabajo, y problemas de salud específicos.

“Esta distribución tan desigual influye en las posibilidades de apropiarse de los satisfactores de salud”, sostiene Enría y agrega que aquellos que tuvieron más herramientas, sobre todo educativas, pudieron lograr un mayor bienestar.

Una consideración especial merece, en el estudio, el problema que la doctora Enría menciona como característico en nuestra provincia: el uso de agrotóxicos que “por alteración de determinadas enzimas, provoca la aparición de parkinson y demencia senil”, explica.

Para corroborar esto, los investigadores debieron usar un indicador indirecto como lo es el uso de los medicamentos destinados a estas patologías y comprobaron un crecimiento vertiginoso tanto en la ciudad de Rosario como en la de Santa Fe. Y es justamente en las zonas rurales donde registraron el mayor aumento de demencia senil y a edad más temprana.

La metodología de esta investigación se basó en el análisis de datos provenientes de censos nacionales, información de la Dirección de Estadística de la ciudad, de Boletines demográficos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, y del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía.

Medicina social

El equipo de la cátedra “Medicina y Sociedad” de la Facultad de Ciencias Médicas trabaja desde hace diez años desde una perspectiva interdisiciplinaria que utiliza herramientas de la sociología, la antropología, la psicología, el trabajo social, la ciencia política, la medicina y especialmente la epidemiología. “El nivel de debate es muy rico y conforma una explicación que rompe con el positivismo”, afirma Enría.

Estudian el ambiente como una construcción social que transforma permanentemente el lugar donde se vive y a partir de ahí explican los procesos de salud-enfermedad, con el objetivo de intervenir con determinadas acciones y políticas.

La profesora comenta que habitualmente se homologa la palabra “viejo” con la de “enfermo”, pero aclara que el adulto mayor puede ser un ser sano, tener una vida plena, integrarse y que muchas de las cosas que le pasan se relacionan con las barreras que le impone el mundo social.

En este sentido, la intención de la investigación es que promueva políticas de salud para la vida de los mayores, como lo es, por ejemplo, la Universidad para Adultos Mayores que les posibilita continuar desarrollándose intelectualmente.