La economía de Brasil, que atraviesa su peor recesión en décadas, se contrajo un 0,3% de enero a marzo en relación al trimestre anterior, su quinto trimestre consecutivo en rojo.

Según cifras oficiales divulgadas este miércoles, la caída del PIB de la mayor economía latinoamericana es sin embargo inferior a la esperada por los economistas de Itaú Unibanco, el mayor banco privado de Brasil, que proyectaban una contracción de 0,8% en el primer trimestre del año.

En relación al mismo periodo de 2015, el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) informó que la caída de la economía brasileña fue de 5,4%, también inferior al -6,1% proyectado por Itaú.

Las cifras confirman la profunda crisis que Brasil atraviesa desde hace más de un año, en medio del desplome de los precios de las materias primas, una intensa lucha política que ha apartado del poder a la presidenta Dilma Rousseff y una megainvestigación de corrupción que tiene como blanco a gran parte de la élite política y empresarial de este gigantesco país de 204 millones de personas.

«La caída del PIB de Brasil en el 1T fue mucho más pequeña de lo esperado pero solamente debido a un salto en los gastos del gobierno. Con el ajuste de la política fiscal previsto en la segunda parte del año, esta ayuda a la economía terminará», estimó en un informe la consultora Capital Economics, con sede en Londres.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revisó este miércoles a la baja sus estimaciones para la economía brasileña y proyectó una contracción de 4,3% para 2016 y una de 1,7% para 2017.

Las previsiones de la OCDE son bastante más pesimistas que las del mercado brasileño: el último informe Focus, publicado el lunes pasado por el Banco Central de Brasil en consulta con un centenar de operadores, anticipa una caída del PIB de 3,81% este año -igual que el gobierno- y un crecimiento de 0,55% en 2017.