La expresidenta de Brasil y referente del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff, apoyó este miércoles el paro internacional que llevan adelante los repartidores de empresas multinacionales como Rappi, Glovo y Pedidos Ya, en reclamo de mejores condiciones laborales.

“Los trabajadores de aplicaciones detuvieron sus actividades en al menos 14 capitales y grandes ciudades, exigiendo empleo y mejores condiciones de trabajo. Esta categoría de trabajadores ha sido sometida a una nueva forma de servidumbre”, expresó Rousseff en sus redes sociales.

Y agregó que estos empleados “no son trabajadores formales, porque no tienen derechos laborales, y no son empresarios, porque no poseen nada más que sus motos y bicicletas, que a menudo se alquilan”.

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A su vez, denunció que los repartidores trabajan más de doce horas diarias “para ganar, en promedio, 963 reales al mes”, lo que al tipo de cambio actual, equivaldría a un poco menos de $13.000.

“Se les llama empresarios solo por la negación de los derechos básicos, como un día de ocho horas, horas extra, tiempo libre semanal, seguridad social, seguro de accidentes y alimentos. Uno de ellos dijo: ‘Lo que más duele es trabajar hambriento con comida en la espalda’”, expresó la ex mandataria de Brasil.

Y sostuvo: “El capitalismo de plataforma impone una forma brutal de explotación. Las compañías que controlan el sector han aumentado sus ganancias en un 85%, mientras que las compañías de entrega han perdido ingresos, debido a la competencia excesiva, y hoy corren el riesgo de la contaminación por el coronavirus todo el tiempo”.

Además, la referente del Partido de los Trabajadores indicó que “las plataformas en línea imponen un régimen de trabajo similar a la esclavitud en sus servidores fuera de línea, al tiempo que extinguen las vacantes formales en las tiendas físicas, destruyendo el comercio regular”.

“Dañan la economía, ignoran los derechos y subyugan a los trabajadores”, sentenció.

“Los trabajadores deben tener sus derechos reconocidos y pagados. Las plataformas de aplicación y los controladores deben ser regulados y aplicados. Pero la barbarie en nuestro país es floja y sin ningún control. Esto no puede continuar”, concluyó Rousseff, al tiempo que envió su apoyo al paro de trabajadores.